¡Qué impráctico es el amor!

claricelecter@hotmail.com

#MostroVacci

Eso de andar buscando el amor como parte de tu vida al parecer es una pérdida de tiempo. La gente quiere algo diferente al parecer. Le gusta la idea de tener a alguien bajo su dominio para poder decir que tienen pareja, pero en realidad lo único que les interesa es tener el título. Muchas personas quieren a alguien fiel sólo para ponerle los cuernos y decir que es un idiota, ¿en serio? ¿esa es la nueva definición de amor? Paso.

Resulta que una persona en la que yo estuve interesado hace tiempo, que me dijeron que yo no le llamaba la atención de esa manera (a pesar de que él demostraba lo contrario), me dijo después de un tiempo de no verlo, (evitarlo, de hecho), que siempre le he gustado, que adora mis ojos y que, a pesar de estar con alguien en el tiempo que nos conocimos, no pudo evitar fijarse en mí.

¡Wow! Mis ánimos se fueron por los cielos, mi autoestima nunca se había sentido tan saludable, ya que éste personaje, aparte de ser muy atractivo físicamente, siempre he creído que es una gran persona, que tiene bonito corazón a pesar de que está medio loquillo. Platicando, me doy cuenta que quien me dijo que no le interesaba lo hizo con el expreso propósito de separarnos, ya que no le gustaba la idea de los dos juntos. No importa, ya nos habíamos encontrado.

Me hizo la promesa de que, ya que nos habíamos encontrado y que habíamos platicado sobre el tema, que nuestro interés era mutuo, que ya no me dejaría ir. Que se mantendría en contacto conmigo y que íbamos a ver qué pasaba, tomando en cuenta que la honestidad siempre sería la base de nuestra “relación” o lo que quieran llamar a nuestro nuevo intento de encontrar un poco de felicidad juntos.

Todo bien, todo súper… la la la. Resulta que pasa el primer día y siento el látigo de la indiferencia. Le mando un mensaje de saludo matutino y éste se queda en visto. Sé que trabaja, yo tengo tres trabajos y sin embargo encuentro el tiempo para mandar un saludo a quien estoy cortejando en ese momento. La promesa sale por la ventana. Pasa el segundo día, le mando otro mensaje, algo simpático y cero dramas, algo como: te mando un poco de cariño para alegrar tu día”… visto. Ya el tercer día que ni siquiera me contesta con un seco “hola” el mensaje quedó captado: le valió todo lo que platicamos.

OK, se vale cambiar de opinión. Tenemos derecho a hacerlo, pero de perdida dile al otro que siempre no. Es bastante cruel dejar a una persona preguntándose qué pasó y ni siquiera tener el valor de decirle que fue locura temporal lo que sucedió anteriormente. Será que me caló tanto, una porque él me interesaba mucho y dos porque siempre me pasa lo mismo. Honestamente ya me harté de sentir la indiferencia de las personas. Se me hace muy fea, creo que es el peor enemigo del ser humano.

Incluso ahora que estoy saliendo oficialmente con alguien, no puedo dejar de sentir esa cierta indiferencia. Desaparece cuando quiere, ni se molesta en mandar mensajes y siempre espera que yo tome la iniciativa para contactarlo, porque eso sí, me dijo que es orgulloso y que si no le contestan, ya no contacta de nuevo. No tiene interés en platicar conmigo por teléfono, y si tiene tiempo y tiene cosas qué hacer, lo puedo ver un rato una vez a la semana, ¿en serio?

Apenas tenemos un mes y ya me estoy preparando para botarlo a la fregada. Prefiero estar solterito y con un gato que andar con otro idiota que me trate como su “peoresnada”. No se vale. Le estoy echando los kilos a la relación y no dejo de sentirme como un estúpido.

Ya estoy comenzando a creer que eso de enamorarse no es nada práctico. Resulta que las personas lo ven como la oportunidad de tener alguien que te apoye sin que den nada de ellos mismos para aportar. Está peor que deberle al maldito banco. De perdida al banco le saqué un rato de emoción con el dinero que me prestaron. A ésta bola de hombres ni el maldito gusto les saco. Todo por mi patética tendencia a creer que alguien, alguien me puede amar.

Y ni siquiera es por desesperación, duré casi un año soltero y contento. Simplemente sentía que ya era el momento de darme la oportunidad de conocer a alguien y ver si mi corazón podía ser amado por sus cualidades, en vez de ser requerido y lanzado a la primer bote de basura que se encuentran. Con esas nuevas reglas del juego mejor me quedo solito, puedo odiarme y ser indiferente hacia mí mismo sin ayuda de terceros. Como dicen: Puedo hacerlo mal yo solito.

Frustrado, enojado e ignorado, como siempre, comparto mis emociones con ustedes con la esperanza de que mi experiencia me identifique con otros seres humanos. Deséenme suerte.

Y ustedes, hermanos, hermanas, ¿qué piensan? Compartan… si se atreven.

Saludos afectuosos.

Mostro.

Deja una respuesta