
claricelecter@hotmail.com
Las personas somos seres sociales, por lo tanto necesitamos contacto con otros para poder desenvolvernos plenamente. Necesitamos interactuar entre nosotros para no volvernos locos. Necesitamos compartir, platicar, intimar, chismear y ligar.
De hecho cuando llegamos a una habitación llena de gente, siempre nuestros ojos buscan a esos que tienen parecido a nosotros, aunque sea solo la apariencia. En realidad deseamos encontrar a quien tenga nuestros gustos, ideas o sueños. Almas gemelas, por así decirlo. Una vez que entran en nuestro campo visual, nos acercamos y comenzamos la danza de la compatibilidad para ver si en realidad podemos establecer esa conexión, lo que hace que nos sintamos como parte de un grupo. Una forma de sentirse protegido hasta cierto punto.
Al menos es lo que yo hago cuando conozco a gente nueva. Lo curioso es que soy tan excéntrico que raramente encuentro alguien con quien congenio de esa manera. Es más fácil para mí estar rodeado por gente totalmente diferente a mí, entonces ahí queda la identificación.
Platico con muchos, congenio con otros tantos, pero ya al grado de intimar y encontrar relaciones significativas, ahí está el problema. Noto que mi manera de hablar perturba a la gente, sin embargo mi silencio los preocupa más. Puedo estar muriendo por dentro, pero mientras diga estupideces que los hagan reír, no les importa nada en verdad. Debería intentar la comedia “stand up”.
Hoy, haciendo una reflexión interna, me doy cuenta que cada vez estoy más aislado. Por el momento, la cantidad de trabajo que tengo es bastante porque necesito pagar las cuentas, eso me quita mucho tiempo y es una gran excusa, sin embargo, siempre ha sido el caso: me aíslo yo solo porque de repente necesito ese espacio. Antes me aterraba estar solo, ahora es lo único que deseo. El problema es que cuando no hay gente alrededor me pregunto por qué nadie me busca (al menos que necesiten algo, claro).
Patético, lo sé, sin embargo son preguntas que aquejan mi mente en éste momento. En realidad estar en la paz de mi casa no tiene comparación, pero a veces una visita no me mataría. Me encantaría que no usaran la excusa de que vivo muy lejos para no venir (porque el camino de mi casa a su casa al parecer es más corto). Esa contradicción en términos me molesta de mí mismo: quiero estar rodeado de gente que me quiere pero que me dejen solo. Estoy loco, ¿pero qué se puede esperar de un psicólogo?
Descubro que cada vez me cuesta menos trabajo esconderme del mundo, resulta que es más fácil intimar con aquellas personas que no me conocen, ¿será porque soy tan raro que por Whatsapp no se nota? Creo que al final de cuentas me da miedo descubrir, cuando ya no esté tan limitado de tiempo y pueda disfrutar mis días menos atosigados de trabajos, que no soy bueno para socializar, que descubrir que al final de cuentas es verdad lo que me enseñaron y no sea importante para nadie y que estoy destinado a vivir en soledad como diría mi hermana en sus magníficos escritos alelyuescos. En verdad es un mido que tengo, escondido pero real. Creo que al final de cuentas la inseguridad se presenta de vez en cuando por más que la trabajes.
Tengo amigos, los mejores del mundo. Tengo familia hermosa y gente que me quiere. Tampoco es mi intención sonar como una víctima del mundo. Simplemente comparto con ustedes lo que pasa por mi cabeza. Por eso llamo mis delirios éstos artículos. Son los demonios que atrapo en estos renglones para que no me vuelvan a atacar. Así que mucha paciencia, mis adorados hermanos. Soy tan humano como ustedes y de vez en cuando se me pelan los cables.
Habrá que ver lo que el futuro depara y lo que aprendo de estos momentos de debilidad en los que me dejo caer. Sé que muchos lo hacemos y que otros no se dejan tratando de ser fuertes y nunca romperse porque son de acero. Yo prefiero caer, romperme y tomar el reto de volver a juntar las piezas, al cabo que la Kola Loka nunca se acaba.
No importa lo que has vivido, sino lo que has sobrevivido.
Y ustedes, hermanos, hermanas, ¿qué piensan? Compartan… si se atreven.
Saludos afectuosos.
Mostro.