Los niños y el Wifi

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#MostroVacci

“¿Qué voy a hacer como mis hijos si no tienen Wi-Fi, platicar con ellos?” Es lo que escuché el otro día decir a una mujer en un restaurante que no contaba con el servicio de internet. Estaba bastante molesta porque el lugar no contaba con una red para que sus hijitos pudieran entretenerse mientras ordenaba, el problema, creo yo, era que si los niños no estaban con la nariz metida en su respectiva Tablet, iban a querer hablar con ella y eso era bastante molesto.

Lamentablemente ya llegué a la edad en donde puedo decir “en mis tiempos”, pero es una realidad muy certera: en mis tiempos, el tener una conversación con tus hijos era lo más interesante y entretenido que una madre podía tener con sus hijos. Era una buena oportunidad para conocerlos y saber cuáles son sus intereses, ideas y miedos. El poder tomar el tiempo para jugar con ellos y fomentar su creatividad e imaginación era lo máximo y en el caso de los hijos, era la mejor manera de formar recuerdos hermosos.

Se me hace impresionante cómo la comodidad de los padres es lo más importante. Antes, nos entretenían con la televisión todo el día, supongo que en tiempos pasados era con la radio. Algunos se pierden dentro del mundo de los cómics, cada quien tiene su adicción personal, en mi caso eran las películas. Hasta la fecha lo es, aunque personalmente nada reemplaza un buen libro. Eso de acurrucarse en la cama y viajar por el tiempo y el espacio a través de los libros es un placer que no tiene comparación.

Ahora ya todo es el celular o su equivalente. Todo es el internet. Incluso si voy en el transporte, la mayoría de las personas va en su respectivo aparato revisando Facebook o cualquier red social, he escuchado de personas que se obsesionan con los likes que les dan o no les dan, hasta se ponen celosos si les dan me gusta a otras personas y no a ellos, hasta se toman el tiempo de entrar a otras cuentas a ver si les andan regalando emociones a otras fotos como si fueran parejas engañadas, esto lo he escuchado personalmente. Increíble.

¿Entonces qué esperanzas tienen los niños si los adultos estamos atrapados en el ciber espacio? Si nosotros como gente madura, racional e inteligente no podemos despegarnos de las redes sociales, no podremos enseñar a nuestros hijos que hay un mundo real afuera de los aparatos electrónicos. Quizá sea un shock cultural cuando tengan que salir a ganarse la vida. He escuchado que las nuevas generaciones van a vivir del Bitcoin o como YouTubers, sin embargo, no todos pueden vivir de eso. Hay gente que tiene que vivir y trabajar en el mundo real con las reglas del mundo real, ahí es donde viene el problema para muchos: que mami no te puede proteger en el mundo real, no es como en la escuela que pueden ir a gritarle al profesor y hacer un escándalo para obtener lo que quieren, no pueden ir con el supervisor de sus angelitos y exigir que les tengan consideración especial porque sus bebés son especiales. Sin embargo es lo que muchas mamás hacen, lo sé porque yo soy profesor y a través de los años he tenido frente a muchas mamás “privilegiadas” que reclaman sus derechos a gritos, recordándome que soy una “chacha” del gobierno y que sus impuestos pagan mi miserable y piojoso sueldo. Que gracias a ellas yo tengo empleo. Al parecer se les olvida que yo también pago mi sueldo, ya que me descuentan bastante de mi sueldo de impuestos, así que tengo los mismos derechos que ella.

Lo que me preocupa es pensar en qué pasará el día que el internet falle, ¿habrá un caos mundial donde los padres se verán forzados a interactuar con sus hijos? Yo sé que en muchos casos, son una carga, una molestia para los padres el tener que lidiar con los hijos, por eso tantos abuelos se ven criandolos. Es más fácil dejar a sus criaturas encargadas con otra gente que estar enfrentando los problemas que conlleva el estar rodeado de ellos. He visto en muchas lamentables ocasiones la cara de molestia de la mamá cuando uno de sus críos le hace una pregunta. Siempre están cansados. “Nacieron cansados” diría mi mamá. El ser padre o madre es una molestia, una carga, una flojera y hace que la gente se canse. Eso sí, no se trate de salir a pistear o a los antros porque el sueño se les quita.

Lo triste es tener hijos y no querer pasar tiempo con ellos, en lo personal, me horroriza la idea de ser padre, pero por eso mismo no tengo contemplado tenerlos, de perdida siento que estoy siendo responsable. De perdida no andaré buscando quién cargue con ellos, pero igual, esa es mi perspectiva, además que en realidad no me puedo reproducir, al menos, no de la forma que lo intento. Jajaja.

Extraño esos tiempos donde platicar con un niño era sumergirte en la magia de su mundo, perderte en el vasto espacio de su mente y compartir el miedo del monstruo del clóset. Era volver a ser un niño y poder dejar volar tu imaginación sin miedo a ser juzgado de tonto o inmaduro. Era rodar por el pasto sin preocuparte si la ropa se mancha o si te ves ridículo. Era jugar a los policías y ladrones sin estar pensando que eso puede ofender o traumar a nadie. Era poder hacerle cosquillas a un niño sin temer de que piensen que hay intenciones ocultas tras ese breve contacto.

Ahora las redes sociales son las que crían a los hijos. Son los videos los que les enseñan los valores que deben tener. Son las páginas de internet las que les dan los ejemplos a seguir, son los hashtags los que les dicen las modas que deben conocer, son los retos los que determinan las metas que deben tener en el momento, y es la pornografía la que les enseña lo que es el romanticismo.

Antes nos embobaba la tele, ahora, las apps. Tanto niños como adultos sufrimos de lo mismo, me ha tocado ver mesas con familias enteras platicando entre ellos mismos por el celular. Y ni se les ocurra usar los datos, porque esos se acaban, es obligación del negocio tener una red gratuita y amplia para que todos puedan compartir, si no, el lugar es considerado como no apto para la familia. Triste caso.

Dejemos de momento los aparatos electrónicos, gente. Disfrutemos del concierto sin grabarlo para verlo después, a veces resulta más agradable vivir el ahora que disfrutarlo después, ahora resulta que los recuerdos no son suficientes para nosotros, hay que documentar todo. Irónico es que la forma en la que comparto con ustedes es a través que estas publicaciones electrónicas, pero es el medio más adecuado por el momento. Me han sugerido hacer videos en YouTube para aquellos que no soportan la idea de leer, pero hasta la fecha, me rehúso a hacerlo. Por el momento prefiero que me lean los que gusten, los demás, que escuchen los rumores en el viento, quizá así conozcan mi nombre.

Vivamos el aquí y el ahora, dirían los psicólogos de la Gestalt.

Y ustedes, hermanos, hermanas, ¿qué opinan? Compartan… si se atreven…

Saludos afectuosos.

Mostro.

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