Los niños que están criando…

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#MostroVacci

“Es fácil criar hijos”, diría cualquier persona que no los tiene. Siempre parece de lo más sencillo cuando uno no es el que está haciendo las cosas. Es fácil decir cómo otros deben realizar sus funciones porque no tienen idea de lo que se requiere para hacerlo, solo sabemos lo que vemos a lo lejos o mejor, en las películas…

Es como cuando iban las madres de mis alumnos a decirme cómo debo dar mis clases. Parecían expertas en cómo puedo mejorar mis habilidades como profesor, aún cuando nunca se habían parado frente a un grupo y ni siquiera son capaces de controlar a sus hijos. Lo que se me hacía chistoso es que cuando yo les decía cómo criar a sus hijos se ponían defensivas y me decían que yo no era nadie para decirles qué hacer en su casa. Era entonces cuando les daba la razón y les decía que por lo mismo, ellas no debían decirme cómo dar mis clases. Su reacción no tenía precio.

No soy padre de familia afortunadamente. Ni tengo ganas de serlo. Eso de tener hijos no es algo que me llame la atención. Menos si los chamacos me van a salir con mi carácter. Me puedo imaginar agarrándome a trancazos con mi hijo en el patio trasero. No lo tomen a mal, me encanta la humanidad, y ver a los niños jugar se me hace algo muy bello porque me recuerdan que la inocencia aún existe en el mundo, por lo tanto, éste tiene esperanzas, pero muchas veces veo los ejemplos que hay de las futuras generaciones y me da miedo imaginar lo que viene.

Pasa seguido que cuando voy a la tienda y estoy buscando algo, pasa un niño que al parecer no tiene vestigio alguno de educación y me empuja porque estoy en su camino. Aparentemente decir “con permiso” es una costumbre arcaica que debe morir junto con el racismo, el machismo y la homofobia. Una vez, haciendo fila para pagar, teniendo a otras tres personas detrás de mí, una niña como de diez años decidió que no quería esperar y se metió frente a mí. Error. Al ver la mirada de las mil muertes que le eché sólo se hizo hacia atrás y me hizo el favor de dejarme pagar. Ya cuando pasé, se metió de nuevo a la fila, ignorando a los demás y pagó cómodamente.

Lo que me preocupa no es el acto en sí, sino que cuando conoces a los padres, son peor. Muchos celebran el hecho de que sus hijos son igual de patanes que ellos. Luego dicen que sus pequeños tienen el carácter muy fuerte y que no se dejan de nadie. Una cosa es defenderte ante la injusticia y otra es andar molestando a otra gente.

¿Cómo es posible que le aplaudas a tu hijo que sea un abusador? Eso sí, si alguien lo mira feo, ya quieres arrancarle los pelos a esa persona, porque tu hijo es intocable. Cuando le enseñas a tus hijos que el sol gira alrededor de ellos, te lo van a creer, y cuando entren al mundo real, donde las reglas sí aplican como a cualquier otro, va a sufrir mucho. Quizá tu mundo gira alrededor de tus hijos, pero allá afuera, donde estamos los demás, no son el centro del universo, son simplemente otro idiota que estaciona su carro en el lugar de los discapacitados porque es más conveniente o que te roba una parte de tu terreno solo porque le da la gana.

No pretendo decir que soy experto en criar niños. Para nada. Como psicólogo te puedo recitar libros al respecto, pero como padre no tengo experiencia alguna. Por algo no pretendo decirle a la gente cómo educar a sus mini-versiones, pero creo firmemente que la educación básica no puede faltar. Un “buenas tardes”, un “salud”, un “con permiso” llegan muy lejos en la escala de lo decente. Eso de sentir que todos estamos a tu servicio habla mucho de ti como ser humano, como padre de familia, y sí, tus hijos son una clara representación de la persona que eres. Y si tus hijos son repugnantes, pues saca la cuenta, porque es muy posible que tú también seas una persona así.

Tomo como referencia que yo era un niño raro. Pensaba diferente a los demás y siempre he tenido ideas distintas. Otros niños a veces no querían pasar tiempo conmigo porque siempre he sido yo mismo, pero si me portaba mal y mi mamá se enteraba, era disciplina segura. Las reglas eran claras y que el Señor me ampare si se rompían. Era dar el dinero en la mano a la cajera. Llegar y saludar a la gente cuando entraba a una habitación. Decir gracias cuando se recibía algo, etc. Ni siquiera era necesario que me pegaran para acatar las reglas, sólo necesitaba saber que mi mamá era capaz de hacerlo en caso de ser necesario.

¿Cómo estamos educando a nuestros hijos? Es la pregunta que me hago con frecuencia. Más que una crítica, es una invitación a hacer la reflexión. No esperemos a que los profesores corrijan lo que en nuestra misma casa no hacemos bien. “La educación comienza en la casa” dice mamá Vacci constantemente. En la escuela solo se refuerza lo que ya traen consigo, pero si no traen ni lo más básico, no pueden esperar que otra persona se los dé. Seamos realistas.

Creo personalmente que la juventud tiene mucho potencial. Incluso hay algunos que tienen unos padres abismales y han luchado por salir adelante. El hecho que vengas de la basura no quiere decir que eres basura, al contrario, queda en uno decidir con qué se queda y qué desecha. Pero siempre es mejor cuando una casa tiene un buen cimiento, porque a la hora de los temblores, va a ser más difícil tumbarla.

Pensemos en el futuro, mis queridos unicornios y dejemos un legado poderoso a través de nuestros hijos. Ellos son los que continuarán con nuestras ideas y costumbres, y si éstas son negativas, erróneas o destructivas, es lo que le habremos heredado al mundo. Piénsenlo.

El verdadero cambio comienza desde nosotros mismos, de adentro hacia afuera.

Y ustedes hermanos, hermanas, ¿qué ooinan? Compartan… si se atreven…

Saludos afectuosos.

Mostro.

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