Lo que no puedes cambiar…

claricelecter@hotmail.com

#MostroVacci

Mamá, ¿fui un error? – Le preguntó un niño a su mamá, ella contestó – ¿Un error? No, fuiste una sorpresa. Al ser cuestionada sobre la diferencia entre uno y otro ella comentó: Un error es algo que no harías de nuevo si tuvieras la oportunidad de corregirlo y una sorpresa es algo que no sabías que querías hasta que lo tenías contigo.
Qué bonito se me hace cuando podemos darle ese giro positivo a las cosas inesperadas de la vida. Estoy seguro de que mi madre no se imaginaba que iba a tener un hijo cinéfilo, amante de la lectura, creativo y apasionado por la escritura como ella, sin embargo, así salí. Por algo me la pasaba coleccionando libretas y hojas para carpeta, cualquier lugar donde pudiera escribir era bueno. De hecho, de niño pensaba que el dibujo iba a ser mi pasión. Una vez que escribí mis primeros renglones de un cuento, me hice adicto a escribir, ¡qué maravilloso es darle una estructura a los delirios de mi cabeza y ver que, una vez plasmados, tienen sentido!

¿Cuántas veces no nos hemos perdido de cosas maravillosas sólo por el hecho de estar pensando en lo que debió ser o lo que debimos haber hecho? Cansado de ver cuántas oportunidades he dejado ir en mi vi vida por no estar poniendo atención, ya que ésta se encuentra vagando por los momentos del pasado que no puedo cambiar. Y lo peor de todo es que después, cuando descubro las oportunidades que pasaron por andar en la estratósfera, me pongo a pensar en esos nuevos momentos perdidos y se repite el ciclo.

Así pasa la vida mucha gente, luego descubre que la vida le ha pasado, se sienten viejos y acabados, pero se la pasan reflexionando sobre la vida que ya pasó y de la muerte inminente que se va acercando con cada segundo que pasa.

A esta altura de mi vida, ya no tengo tiempo de arrepentirme de tantas cosas. Los errores que he cometido me han enseñado a tener más cuidado. Las personas que he lastimado con mis acciones y mi estupidez generalmente han recibido mis disculpas, ya si las aceptan o no, no es algo que depende de mí, solo sé que han sido genuinas. Al final de cuentas me he esforzado en ser una persona buena y en dejar una huella positiva en el mundo. No soy perfecto, estoy lejos de serlo: al final de cuentas no dejo de ser humano, pero trato de plantar semillas de amor y tolerancia, aunque a veces me cuesta mucho trabajo.

No tengo espacio para el veneno en mi corazón ni la paciencia para los dramas. No hay lugar para rencores en mi alma. Necesito paz, necesito amor y tranquilidad en mi vida. Necesito abrazos y que me cuenten una historia interesante, un chiste, cualquier cosa que alegre mi existencia, no porque esté triste o que me haga falta felicidad, sino porque esos momentos simpáticos hacen que el día sea más saludable para mi cuerpo. Es la vitamina que me ayuda a absorber los nutrientes que hay a mi alrededor.

Escucho seguido que el mundo es feo, es difícil, que todo es complicado. Pero también hay amor, hay humanidad, hay altruismo en el mundo, no todo es dinero o sexo: hay personas que en realidad quieren ayudar a otros y lo hacen dentro de sus posibilidades. Quizá no puedan invertir millones en una casa hogar, pero un vaso de avena a un ser humano que tiene hambre quizá no haga gran diferencia en el mundo, pero hace la diferencia para esa persona. Sí, no te darán reconocimientos ni harán películas de tu vida, pero quizá tu buena obra sea la diferencia entre la vida y la muerte para alguien. Uno nunca sabe.

Me dicen que ayudar a otros es un error, que hasta compartir mis palabras es una estupidez, que le puedo sacar dinero. Siempre hay algún comentario sobre lo que hago como si les afectara. Hasta cuando he ayudado directamente a alguien me han metido cizaña: me dicen que esa persona lo más posible es que se lleve mi dinero y no lo use bien. Eso no me importa. Si hace mal uso de algo que yo le di de corazón, habla mal de esa persona, no de mí. No confundamos ser generoso con ser estúpido. Yo ayudo cuando puedo con lo que puedo, si la gente oportunista lo usa en su beneficio, simplemente pierde ese beneficio, no me amarga la existencia. Quizá la siguiente persona que ayude sí lo sepa apreciar. Nunca me he arrepentido de extender mi mano hacia otro ser humano, he aprendido grandes lecciones, tanto agradables como desagradables.

Como dice la señora a su hijo: no es un error ayudar, es una sorpresa porque no sabía que lo quería hacer hasta que lo hice.

Claro, siempre hay lados negativos hacia todo, ¿qué sería después de todo un Ying sin un Yang? Pero honestamente me rehúso a verlo de esa forma. Siempre que doy una consulta a una persona, me siento de maravilla, tenga o no tenga dinero para pagarme. A veces solo necesitamos alguien que nos escuche un momento.

Lo que no puedo cambiar me tiene sin cuidado, mejor decido enfocarme en las cosas que están a mi alcance, esa es la forma que voy a cambiar el mundo. Lo que otra gente hace con su vida y su corazón no es asunto mío ni mi responsabilidad, entonces, ¿por qué debo dedicarle tiempo a frustrarme por lo que no me corresponde? Incluso cuando la gente trata de culparme de cosas por no aceptar su propia responsabilidad se topan con pared. Yo tomo la parte que me toca del pastel, pero si no me corresponde nada, es todo tuyo con todo y las calorías. Provecho.

Entonces, hermanos, hermanas, que su vida sea una sorpresa, no un error. No gastemos energías pensando en lo que ya no hicimos, les aseguro que lo que haremos en el presente traerá sus recompensas, siempre y cuando las podamos apreciar, claro.

Y ustedes, hermanos, hermanas, ¿qué opinan? Compartan… si se atreven…

Saludos afectuosos.


Mostro.

Deja una respuesta