
claricelecter@hotmail.com
Ahora que la educación ya ingresó a los temas controversiales que no se deben mencionar como la religión y la política si no quieres salir de pleito con las personas, se me hace interesante cómo todos tenemos nuestras propias opiniones al respecto. Aunque debo mencionar que eso sucede por default con cualquier tema que se ponga de moda…
Ahora resulta que todo el mundo es experto en la educación de otros. La gente sabe exactamente lo que un profesor debe hacer en su salón de clases, cómo mantener la disciplina, cómo evaluar un trabajo y sobre todo, cómo dar una retroalimentación adecuada, educada, completa, correcta, eficiente y significativa para los educandos, haciendo que los chicos comprendan por qué se les está dando y cómo les va a ayudar a mejorar como ciudadanos en un futuro, haciéndolo de forma individual y sin sobrepasar las barreras que hagan que alguien se sienta atacado u ofendido por nuestras palabras, todo en el espacio de una hora.
Fácil, dicen muchos, sólo es cuestión de seguir la planeación. Si está bien hecha, claro que se puede seguir al pie de la letra, ya que algún experto dijo desde su escritorio que eso es lo que deben aprender. Claro que tal persona estoy seguro que tiene años que no pisa un aula y que mucho menos ha dado una clase, por lo tanto, tiene métodos funcionales de hace veinte años que en los tiempos modernos no sirven ni para salvar tu vida. Los tiempos cambia, la gente cambia y la forma de educar cambia. Estoy seguro que sus libritos de texto han de estar muy bonitos, pero el campo es otra bestia a domar. En los libros todo es perfecto porque describen los escenarios ideales para un aprendizaje significativo, sin embargo, cuando tienes que comprar tus propias hojas para sacar una copia porque la escuela no quiere usar las suyas, o cuando no tienes ni dónde escribir la lección porque los pizarrones o pintarrones no sirven o no te dan plumones al parecer no vienen considerados en los programas educativos. Unos programas piden que los alumnos entreguen una presentación de Power Point cuando algunos de mis chicos no tienen para pagar el taxi a su casa y se van caminando, ¿en serio?…
Los padres de familia también tienen mucho qué decir al respecto. Resulta que son expertos en docencia y me quieren dar recomendaciones de qué hacer. Primero hay que enfocarse en controlar y disciplinar a sus hijos y luego podemos ir a sermonear a otros que tratan de arreglar el desastre nuclear que nos mandaron. Hay que tener congruencia, mi gente. No se pasen. Es como si yo fuera a sus casas y les dijera cómo criar a sus hijos, ¿qué voy a saber de eso yo si ni hijos tengo? Les puedo recitar los libros si gusta, pero eso no me da la experiencia necesaria para poder decirme conocedor del tema. Ahí sí no les gustaría que yo les dijera que está bien fácil criar a hijos si nomás les dan órdenes y ellos tienen que obedecer. Creo que varios de ustedes se reirían en mi cara por ingenuo, entonces ¿qué los hace ustedes conocedores de lo que yo hago con cincuenta versiones de sus hijos? Todos con su propio carácter, claro, juntos al mismo tiempo y en un espacio pequeño. Honestamente, varios de ustedes saldrían corriendo ante el reto.
La educación se empieza en casa y en las aulas se refuerza y se agregan conocimientos y herramientas para la vida. No esperen que otras personas eduquen a sus hijos y luego se puedan quejar porque no les gustaron los resultados.
Una forma que mi madre usaba para que nosotros reforzáramos el conocimiento, sobre todo en las tareas era que se sentaba con nosotros y nos pedía que le enseñáramos qué hacer, porque ella no sabía. Y nosotros volteando los ojos y diciéndole a ella que cómo era posible que no supiera y entre “ay amás” le mostrábamos cómo se hacía la letra, o la cuenta, o el dibujo en cuestión. Eso dejó un sentimiento de logro en mí y sobre todo, unos recuerdos muy bonitos de ella sentada a mi lado aprendiendo cosas nuevas. Gracias mamá Vacci.
Hoy en día veo a los padres de familia que les da flojera cuidar a sus hijos. No quieren molestarse en educarlos y disciplinarlos porque es muy “cansado” o porque el niño llora. Wow. Al parecer el ignorar las necesidades de los hijos es la nueva forma de criar. Eso sí, con los mejores aparatos con su Wifi o los datos prendidos para que se entretengan. Y al final se andan preguntando por qué no les hacen caso, cuando se esperaron hasta la adolescencia para querer enseñarles algo, cuando ya es demasiado tarde: árbol que crece torcido se le caen los pajaritos…
A mí me toca ver los resultados en el consultorio, y muchas veces son cosas muy tristes las que escucho, la sensación de abandono es cada vez más grande en las personas. Si las personas que deben protegerte te dejan desprotegido, ¿qué puedes esperar del resto del mundo? En las aulas mis chicos me cuentan sus historias y en ocasiones he querido agarrar a los papás de la cara y preguntarles si hay alguien ahí adentro, a ver si se ve algo de vida detrás de sus ojos. Ahora muchos padres de familia solo se quieren tomar fotos pal feis y escribir que sus hijos lo son todo y dichos hijos se están muriendo de hambre.
Recuerden que las semillas que ustedes planten en sus hijos, sus sobrinos, nietos y conocidos son los bosques que en el futuro van a poblar al mundo. Los los árboles que van a prosperar y conservar los legados que nosotros dejemos. No pueden esperar tener buenos resultados con la leche si no le ponen atención cuando la ponen al fuego y no le ponen atención. Solo que los desastres que dejan en los hijos son emocionales y mucho más difíciles de limpiar… ¿y esperan que yo lo haga en el salón de clases y con buena cara? No señor, no se puede. Yo amo dar clases, pero soy humano y mucha gene parece olvidarlo.
Todos tenemos nuestros propios demonios internos. No esperen que yo lidie con los míos, los suyos y los de sus hijos. Ellos son el resultado de sus decisiones y nadie es responsable de ellos más que ustedes: sus progenitores.
No esperemos cosechar rosas cuando nos la pasamos plantando nopales.
Y ustedes hermanos, hermanas, ¿qué ooinan? Compartan… si se atreven…
Saludos afectuosos.
Mostro.