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“Jeremy habló en clase
hoy”. Así dice el coro de una popular canción de
Pearl Jam de los noventas. Describe a un chico
perturbado que, debido al abandono casi completo de
los padres y los abusos de sus compañeros decidió
quitarse la vida frente a sus compañeros de clase.
Es una canción pegajosa que recuerdo de mi infancia,
producto de los gustos musicales de una de mis
hermanas. Dicen las lenguas que es la que lanzó a la
fama al grupo por lo brillante de la música y el
tema del que hablan sus versos.
Resulta que está basada
en la del suicidio de un chico de 16 años llamado
Jeremy Delle, descrito como un chico artístico,
creativo y callado que parecía un poco triste. El 8
de enero de 1991, entró al salón con una pistola y
se suicidó frente a todos. La noticia llegó al
vocalista en una pequeña nota y se sintió inspirado
a hacer conocido el suceso. El problema es que las
líneas que escribió describían a Jeremy como un
chico malo, con fantasías violentas sobre lastimar a
la gente, dibujándose sobre una montaña sobre
muertos rodeados de charcos marrones con las manos
en alto, “Rey Jeremy el malvado ” como dice. Pero
según la gente que conoció al chico tímido, en
realidad no era así. Incluso la relación que pintaba
de sus padres había sido supuesta de esa forma por
Eddie Vedder, el vocalista de la banda sin haber
tomado el tiempo de investigar más sobre el sujeto
de su canción.
¿Pueden imaginar el impacto que escuchar esa pieza
causó en su madre? Ha de ser algo horrible ver a tu
hijo reducido a un momento, a una decisión final que
marcó a tantas personas. Incluso la gente que lo
conoció dice que no tiene nada qué ver la
descripción del adolescente con lo que fue en vida.
No se niega el impacto negativo que su muerte haya
causado, sin embargo, como dice su madre “su vida no
es definida por su muerte”.
A veces parece que la empatía nos elude como la
plaga. Escuchamos algo que pasó y automáticamente
asumimos que sabemos los detalles. Nos cuesta tanto
trabajo ponernos en los zapatos de otros seres
humanos que a veces me perturba. Incluso a mí me
pasa: recuerdo una vez que vi a un tipo cruzando la
calle donde no debía con un par de muletas y el
tobillo enyesado. Recuerdo haber pensado que por eso
andaba como andaba. En ese momento reaccioné y me
dije a mí mismo que no sabía cómo se había lastimado
y que no debía andar asumiendo que sabía la
respuesta. En ese momento me di cuenta lo
automatizado que estaban esos pensamientos en mí.
Descubrí que debía ser más cuidadoso al
respecto.
Y esos ejemplos los veo en los casos más extremos.
Como cuando una mujer sufre de un abuso sexual, le
cuestionan lo que traía puesto como si eso fuera lo
que incitó la violación. No inventen. Una falda
corta no incita a nadie, es un crimen de poder más
que de deseo sexual. Ninguna persona merece ser
tocada sin su consentimiento y punto. Y aparte de
toda la humillación que pasan, tienen que rendir
cuentas de lo que traían puesto. No se vale, ¿en
serio nos cuesta tanto trabajo tener un poco de
empatía? ¿Es peor pecado que te insulten a tu madre
a que reduzcan a un ser humano a un objeto sexual?
Si es así, tenemos algo muy dañado como
sociedad.
Y esos son casos extremos. La falta de conexión con
otras personas es alarmante en estos tiempos de
tecnología, entre más nos conectamos a nuestros
aparatos menos lo hacemos entre nosotros. He visto
familias completas en un restaurante con cada uno en
su respectivo celular.
En una ocasión fue un amigo a mi casa y se puso a
ver videos de perros siendo brutalmente golpeados,
¡que horror! Cuando le dije que no quería estar
viendo eso en mi casa, se justificó con “es que me
lo mandaron”, lo cual no era cierto porque yo mismo
lo vi buscando los videos. Se hizo el ofendido
cuando le expresé mi repulsión por esos videos y los
quitó con un “!Uy, perdóóón!” y se terminó la
conversación. Honestamente no entiendo cuál es la
emoción de ver a un animal sufrir así.
Y lo que más me preocupa: en nuestra comunidad nos
estamos haciendo indiferentes al sufrimiento de
nuestros hermanos y hermanas por el simple hecho de
ser diferentes a nosotros, ¿en serio? ¿O sea que la
gente Trans no merece todo nuestro respeto y amor
porque no somos como ellos? ¿No por el hecho de
nosotros mismos ser diferentes y conocer lo que es
el rechazo y la discriminación deberíamos ser más
sensibles a lo que otras personas pasan? En mi mente
delirante, eso debería ser una regla de oro,
especialmente entre nosotros y sin embargo cuando
algo le pasa a uno de nosotros asumimos que fue por
la vida que lleva o por que se fue a una cita de
Grindr y le tocó. Eso es injusto, mi gente adorada.
A veces simplemente ir caminando por la calle te
expone a ataques, ¿acaso no lo hemos vivido en carne
propia?
Como dice sabiamente Anna Leonowens “La mayoría de
la gente no ve el mundo como es, lo ven como ellos
son”. Comprendo que nuestros esquemas mentales
colorean nuestra interpretación del mundo, pero
igual, nada nos cuesta tener un poco de compasión.
El ponerte en los zapatos de otras personas no nos
hace débiles. No confundamos la empatía por la
lástima. Quizá habrá un momento en el futuro donde
nosotros necesitemos un poco de compasión de
nuestros mismos hermanos, y por supuesto, sentimos
que la merecemos. Bueno, tienes lo que compras. No
podemos esperar recibir lo que no damos
nosotros.
Seamos fuertes e inteligentes, hermanos, hermanas.
Unamos nuestros esfuerzos y cambiaremos al mundo
entero. Comencemos con nosotros mismos: hay que
barrer nuestro patio antes de fijarnos en el ajeno.
Comencemos por amarnos a nosotros mismos y dejemos
que ese amor propio irradie hacia afuera. Seamos una
plaga de positivismo y cariño que infecte al mundo y
acabe con la indiferencia, que muera esa idea de “si
no me afecta a mí, entonces no me importa”. Esa
indiferencia es veneno, muestra el egocentrismo de
una comunidad que unida es poderosa, pero que se
sabotea por dentro por sus propios miembros.
Juntemos nuestras voces y mostremos al mundo la
fuerza de nuestra melodía, la eterna belleza de los
colores que nos definen y nos identifican. Hagamos
que la comunidad multicolor sea vasta, bella y
arrolladora, que la gente no sienta la libertad de
atacarla por ser diferente, sino que a través de
nuestro mensaje de cohesión y armonía, se quieran
unir a ella para hacer una sociedad sin divisiones
por nuestra orientación sexual. Ya hay mucha
oscuridad en el mundo, seamos la luz que pinta al
mundo de colores y brillemos juntos.
Y ustedes, hermanos, hermanas, ¿qué dicen, aceptan
el reto? Compartan… si se atreven…
Saludos afectuosos.
Mostro.