La educación que decidimos adoptar.

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#MostroVacci

Conforme vamos creciendo y aprendiendo las cosas de mundo, la gente encargada de enseñarnos las reglas nos dan las herramientas que necesitamos para poder sobrevivir, que básicamente es un manual que indica lo que es correcto y lo que no debemos hacer según lo que les enseñaron a ellos en tiempos pasados. Es un libro de reglas y regulaciones que debemos seguir para poder cumplir con las reglas del juego de la vida, y aunque hay unas muy universales como “no debes matar a otros seres humanos”, también están esas que para nosotros quizá no tengan sentido y que tenemos la capacidad de rechazar y de no transcribirlas a nuestro propio libro.

Porque estoy de acuerdo, saber lo que es permitido y bien visto es importante para ser parte de una sociedad. Conocer los lineamientos con los que se rige el mundo que nos rodea es vital para poder socializar y que nuestro medio tenga sentido. Si no sabemos qué es socialmente aceptable y lo que no se permite, podemos cometer graves errores. Es el priopósito principal de darnos un a educación: que estemos preparados para enfrentar un mundo frío que nos puede tragar vivos si no tenemos la preparación correcta.

Lo interesante de ser un ser pensante es que cada uno de nosotros, al ir aprendiendo cosas nuevas puede decidir qué información le gusta y qué le sirve y qué datos son descartables e irrelevantes para su existencia. No todas las reglas son necesarias porque unas ya cambiaron con el tiempo y otras simplemente no tienen utilidad alguna y deben ser rechazadas y olvidadas por el tiempo, ya sea por fines prácticos y por la misma supervivencia.

Una de ellas es tener en prioridad uno lo que la gente piensa o lo que van a decir de uno. Eso he visto que impide a mucha gente de hacer lo que la hace feliz y que por lo mismo permiten que sus sueños mueran con tal de que la gente no piense mal. Al final de cuentas la gente piensa lo que le da la gana y nunca falta el morboso que siempre tiene lodo en la cabeza y siempre anda imaginando lo peor. En mi caso, muchas veces escuché que no debía hacer esto o lo otro porque iban a pensar que soy homosexual. Y resuñta que es exactamente lo que soy, así que el hecho de que la gente lo piense no lo hizo realidad. Por lo que haberme preocupado por semejantes cosas hubiera sido una colosal pérdida de tiempo.

Otros ejemplos son los relacionados al sexo. Es para morirse de risa lo ridículo que actúan las personas con relación al tema. Recuerdo una vez que me dijeron que no era correcto que un varón y una mujer durmieran en una misma cama porque se ve mal, (mi amiga y yo teníamos doce y trece años), y les aseguro que solo dormimos, en la sala, en medio del paso de todos. Nosotros sólo queríamos contar historias de terror y pasar la noche juntos y los adultos nos imaginaron enredados en unos actos de pasión dignos de una novela erótica. Honestamente, el comentario se me hizo ridículo en ese entonces y se me hace ridículo ahora. Ni siquiera sabía que mi pene serviría para esas cosas y ya lo estaban viendo con morbo. Échenle ganas…

Una vez, platicando con una amiga a altas horas de la noche en el porche de su casa en la luz cuando su mamá le dijo que se miraba mal que una señorita estuviera hablando con un hombre a esas horas y que qué pensarían los vecinos. Digo, estábamos en plena vista, no en un rincón escondidos, pero que la gente iba a pensar cosas malas. Igual, hay qué considerar que el hecho de que la gente piense cosas feas no quiere decir que es lo que está pasando, pero bueno, ese será otro argumento. El caso es que mi amiga se tuvo que meter y se acabó la plática para evitar malentendidos con gente irrelevante.

Igual, me la paso luchando contra los pagadigmas de mi propia educación, ¿cuántas veces no me han dicho los demonios de mi cabeza que no debo hacer esto o aquello porque es mal visto o por que se van a reír de mí o que me van a criticar? Sin embargo, mi insolente interior siempre gana y hago lo que se me sen antoja. Al final de cuentas, mientras no afecte a otros, no tengo por qué negarme el placer de simplemente existir. De hecho, mi mera existencia es un acto de rebeldía contra las reglas establecidas de la sociedad. Ni siquiera puedo contar cuántas veces he escuchado que mi relación es algo feo, pervertido, aberrante, asqueroso y deplorable. Sin embargo, amo intensamente y soy quien soy sin preocuparme lo que las mentes ajenas puedan concluir.

Uno decide el aprendizaje que adopta y las lecciones de vida que aplica a su propia vida. A mí me enseñaron a vivir sin molestar a nadie, sin andar en chismes y trabajando duro para cumplir mis sueños y he visto que a otros les dicen que roben y sean personas odiosas porque solo así se avanza en la vida. Quizá les enseñaron lo mismo que a mí pero decidieron ser gente fea y repugnante, eso definitivamente queda en cada uno de nosotros.

No somos el resultado de la educación que nos dieron nuestros padres, sino del tipo de persona que nosotros decidimos ser. Por eso debemos tomar responsabilidad de nuestros actos y no decir que así nos educaron porque es un argumento falso que nos quita de responsabilidades. Si vas a ser un patán, de perdida ten el valor de ser honesto y decir que eres así porque te gusta, no porque no puedes evitarlo, porque yo conozco a mucha gente que viene de las cloacas y han resultado ser gente de gran corazón y bondad.

Mamá Vacci me enseñó a ser educado, lo irreverente lo aprendí en el camino al tener que defenderme de un mundo cruel que siempre estaba listo para lastimarme. Y ahora que me divierto, la gente se hace la dolida. Pobrecitos…

Trato de ser un buen ser humano, pero cuando activas a la bestia, no te sorprendas si te muerde…

Y ustedes hermanos, hermanas, ¿siguen los paradigmas o crean unos nuevos? Compartan… si se atreven…

Saludos afectuosos.

Mostro.

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