
claricelecter@hotmail.com
A través de los años, en mis diferentes encuentros con personas similares me he topado con todo tipo de ideas de lo que significa ser gay y lo que es aceptable. Curiosamente, las más extravagantes que he escuchado han sido dentro de la propia comunidad homosexual.
A parecer, hay una constante rivalidad entre nosotros. Vernos juntos aparentemente nos saca lo peor, nos criticamos, nos burlamos de las personas, las arremedamos y nos insultamos entre nosotros. Comprendo que la competencia sexual puede ser poderosa, pero es algo triste ver cómo entre nosotros nos hacemos menos.
Creo que tenemos suficientes enemigos en el exterior como para estarnos atacando entre nosotros. Caminando por la calle, me he topado con risas, insultos, incluso una que otra amenaza, y conste que en realidad no llamo la atención, no me visto de forma extravagante ni camino haciendo ademanes, pero, ¿y qué si lo hiciera? ¿Acaso no tengo derecho a caminar en paz por las calles siendo quien soy sin ser atacado? Y para cerrar con broche de oro, llego al antro o a una fiesta donde hay gente igual que yo y de nuevo se ve uno atacado por su propia gente.
Recuerdo que cuando era pequeño y estaba analizando mi orientación sexual, me preguntaba por qué no había personas iguales que yo. Las personas que eran identificadas como gays eran el clásico estereotipo, el afeminado, el que usa maquillaje, el que hace escándalos en la calle. Definitivamente no me sentía identificado con eso, lo que causó que me sintiera aislado en mi situación, y no fue hasta el final de mi adolescencia cuando visité un antro gay y me vi rodeado de toda la maravillosa variedad que hay en el ambiente que pude apreciar nuestras diferencias y similitudes, creyendo que me encontraba seguro entre mis hermanos y que al fin podía ser yo sin ser juzgado.
¡Oh error! Ahí, entre nosotros me encontré otro tipo de discriminación: resulta que por ser pasado de peso, por no usar ropa a la moda o por no ser un modelo simplemente no merecía el tiempo de nadie (claro que mi autoestima jugaba un gran papel ahí, pero en ese tiempo no lo comprendía), literalmente tuve que conseguir amigos fuera del antro para que cuando fuera pudiera pasar el rato con alguien.
Como no iba en plan de ligue o de pagarle la borrachera a alguien, ya que me sondeaban un poco se iban las pocas personas que se me acercaron, a menudo con un comentario despectivo. Sexo o cerveza para comprar un poco de compañía, ¡qué triste! Y también me topé con el peor tipo de discriminación: el gay homofóbico que le dice jota al hombre afeminado como si no fuera un ser humano.
Hace poco, platicando con una amiga, me decía sobre sus dificultades para encontrar trabajo debido a su apariencia masculina, a pesar de ser una persona trabajadora y muy bien capacitada. A mí, en otra ocasión, me dijeron que me podían contratar en una empresa donde me ofrecían trabajo porque no parezco gay, esto después de rechazar a un conocido porque su homosexualidad era obvia. Estoy casi seguro que me lo dijo como un halago, un comentario bien intencionado, sin embargo, me dejó completamente horrorizado ya que caí en cuenta que por más preparado que esté y qué tan grande sea mi esfuerzo, la regla con la que me van a medir es con la de las apariencias: olvida los títulos y las habilidades que he desarrollado, mientras parezca gay no tengo derecho a conseguir un trabajo donde me pueda relacionar con las personas, dato confirmado en las múltiples entrevistas de trabajo que he tenido después de esa conversación. ¿Habrá un buen almacén oscuro donde pueda trabajar? Suena exagerado, pero es una realidad, y los que lo hemos vivido lo podemos corroborar.
Es una realidad que debemos aceptar, total, hay que adaptarnos al mundo exterior, pero el hecho de que entre nosotros nos discriminemos es algo que me preocupa en gran medida.
Siempre he tenido la idea de una hermandad entre gays. Un ambiente de protección, no en contra del resto del mundo, sino una unión que nos ayude a adaptarnos mejor a lo que el mundo nos da. Hay tantas personas maravillosas en el mundo, muchas que he visto que comparten esa idea, sin embargo, aún no es una realidad que he visto.
Honestamente no sé ni por dónde empezar. He dado apoyo a las personas que conozco, sobre todo a los gays jóvenes que buscan su propia identidad y auto aceptación. He escuchado a las personas que lo necesitan y he compartido mis experiencias para tratar de ayudar a otros con lo que he vivido. Sin embargo, no he sabido cómo comenzar esa unión, ese club de hermanos que nos entendemos, nos protegemos entre nosotros y nos apoyamos en los momentos difíciles (escribiendo esto descubrí que lo había escrito como si yo no fuera parte del proyecto, para que vean cómo hasta uno se excluye inconscientemente).
Es el sueño que sigo con la esperanza de realizar: ver a los gays unidos siendo una fuerza poderosa de la naturaleza capaz de enfrentar y derribar cualquier obstáculo. Una organización que eduque y luche contra la homofobia y los estereotipos.
Ayúdenme, hermanos, seamos unidos, seamos invencibles. Hay que apoyarnos entre nosotros y no ser enemigos o rivales. La peor ignorancia es la propia y el peor prejuicio es el que entre nosotros nos mostramos.
“El peor enemigo del hombre no es la ignorancia, sino la indiferencia” Victor Moreno.
Y ustedes, hermanos, hermanas, ¿qué opinan? Compartan… si se atreven…
Saludos afectuosos.
Mostro.
La arten más difícil en este mundo es reeducar a los adultos, es una lucha diaria, pero a través del tiempo uno lo puede lograr lo importante es la constancia lo digo con conocimiento de causa, yo logré integrar a todos mis compañeros de trabajo a la hora de dasayunar y compartir nuestros alimentos
, Tan es así que ahora ya jubilada me invitan a desayunar con ellos.
Gracias, Blanca.
Afortunadamente, tuviste la perseverancia de seguir adelante con impartir esa cultura de compartir y compañerismo, eso no cualquiera se lo avienta, normalmente esperan que otra persona lo haga y las cosas quedan en el aire. El hecho de que aún te buscan habla maravillas de ti como persona. Un abrazo.
Mostro.