Envidia de la buena…

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#MostroVacci

Las expresiones que utilizamos para expresar nuestros sentimientos son lo más interesante del mundo. Como mexicanos, tenemos un refrán, un dicho o una rima para cada situación que nos ayuda a enfatizar lo que estamos pensando o lo que nos está sucediendo de momento como “para todo mal, mezcal y para todo bien, también”…

Lo interesante es que muchas veces no sabemos ni lo que significan muchos de esos dichos. Los usamos automáticamente porque los hemos escuchado toda la vida. Incluso muchas mañas del lenguaje son causadas por la simple costumbre de que siempre lo hemos dicho así, como el “aiga” o el ponerle la “s” al final de las palabras como vinistes, pensastes y trajistes.

Es como cuando dicen que sienten ñañaras, que se usa para describir un sentimiento de incomodidad o de nervios, cuando las ñañaras vienen siendo una sensación de cosquilleo en el ano. Interesante, ¿no? Pero lo decimos tan a menudo que automáticamente lo asociamos con lo que nosotros queremos transmitir. Como cuando le apuntas al control remoto y le pides a alguien que te pase el “deste”.

Una expresión que siempre me ha llamado la atención es cuando dicen me da “envidia de la buena”, es lo que comentamos cuando alguien que apreciamos tiene éxito en algo. Lo curioso es que la envidia es un sentimiento negativo, definido como “Infelicidad causada por el bienestar, éxito, posesiones etc. de otro”, por lo tanto, tener envidia de la buena es una contradicción en términos. Si te causa infelicidad el que otra persona tenga un buen resultado no puede ser infelicidad de la buena, ¿o sí? Claro que no.

Para mí, la envidia es lo que sienten las personas que quieren tener los beneficios que otros tienen sin haber hecho el trabajo que se necesita para merecerlo. Las cosas no llegan por sí solas, gente, hay que trabajar duro para tener lo que uno quiere, y aún así, muchas veces ni siquiera tiene uno los resultados que imaginaba. En ocasiones termina uno viajando por otros caminos y amando lo que logró aunque no era lo que quería al comienzo.

A mí me pasa seguido que la gente me comenta que me va muy bien. En realidad tengo todo lo que necesito. Tengo trabajo, mi casa, amor, salud, y muchas otras cosas buenas en mi vida, pero muchas veces me han comentado (sobre todo cuando quieren beneficiarse de lo que yo tengo) que debería darles dinero o ayudarles. Ok, no tengo problemas con apoyar a la gente con lo que pueda, pero el hecho de que no quieran trabajar y estén estirando la mano para que yo les dé se me hace una ofensa gigantesca. No me vengas a llorar de que no tienes dinero y que yo debería darte porque todo lo que tengo es resultado de trabajar duro. No me llueven los billetes del cielo. Cada peso que tengo me lo tengo que ganar y no se me hace justo que venga un idiota a decirme que porque yo me lo he ganado lo tenga que compartir, sobre todo si tienes toda la capacidad para ganarte lo tuyo.

La verdad es que me molesta mucho cuando estoy comiendo en alguna parte y se me acercan para pedirme dinero. Se me hace una falta de respeto y me molesta bastante. Todavía se me hace aceptable cuando me quieren vender algo, ya que le están haciendo la lucha para ganarse el dinero, pero que se te acerquen y te pidan, eso se me hace el colmo del descaro. Luego te salen con que es mejor pedirlo que robar. No. Es mejor trabajar y ganártelo que andarlo pidiendo.

Es como una vez me dijo alguien: ¿Para qué me voy a matar como idiota ocho horas en un trabajo si me lo puede dar otra gente? ¿Es en serio? Luego esa misma persona se la pasa quejándose de que no tiene dinero para nada y que su familia no le da dinero cuando tiene toda la capacidad para ganárselo día con día. Pero eso sí, cuando alguien que conoce tiene éxito en algo, le molesta. Siente que ella merece lo mismo pero no está dispuesta a hacer los mismos sacrificios que los otros para tener el mismo resultado. Es algo que miro muy seguido, sobre todo en las nuevas generaciones. Esperan que todo el mundo les resuelva la vida para que ellos no se vayan a cansar. Diría mamá Vacci que nacieron cansados.

Entonces, cuando le decimos a nuestros amigos que nos da envidia de la buena, al parecer les estamos confesando que su éxito nos molesta. No podemos sentir molestia de la buena cuando otras personas están cosechando los frutos de su trabajo cuando nosotros no queremos ni siquiera agarrar un azadón para comenzar a plantar nuestro propio jardín.

En lo personal, a mí me da mucha felicidad cuando mis seres queridos triunfan. Me encanta que se vayan de viaje y que ganen mucho dinero. Me alegra mucho que se compren un carro del año y que tengan éxito en sus relaciones. Cuando yo tengo mis propias buenas noticias, estoy seguro que ellos se alegran por mí y celebran a su manera. No tengo nada qué envidiar, sólo son el producto de mis desvelos, mis sacrificios y mi perseverancia, así como los de ellos son el resultado de sus esfuerzos. No merecen menos. Por eso me da vida que les vaya bien.

Me han dicho que para mí es más fácil todo porque tengo un título profesional y un buen trabajo, pero no ven que detrás de ellos hay mucho esfuerzo de mi parte y que mis pestañas he quemado para ganarme cada cosa. No han visto que ni cabello tengo ya de estar estudiando y trabajando, a veces hasta en tres lugares para poder comprar los muebles de mi depa. Solo ven los resultados de años de trabajo y, como todo buen flojo y envidioso, lo quieren para ellos.

Así que no me tengan envidia de la buena, mis adorados, mejor gánense lo suyo y yo les celebraré sus buenos resultados.

Y ustedes hermanas, hermanos, ¿qué opinan? Compartan… si se atreven.

Saludos afectuosos.

Mostro.

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