El sueldo no hace la felicidad, pero…

claricelecter@hotmail.com

#MostroVacci

Afortunadamente en mi actual trabajo gano bien. Digo, no me voy a ahogar en billetes, pero me da lo suficiente para cubrir todas mis necesidades, por lo tanto, no me muero de hambre, me alcanza para pagar mi casa y darme uno que otro gusto. Varias personas me han comentado que me va muy bien y que soy afortunado porque otros no tienen lo mismo. Lo que al parecer se niegan a ver son los años que me la pasé matándome en dos o tres trabajos para llegar al punto donde estoy. Mi sueldo y experiencia es resultado de muchos años de sacrificios y trabajo duro, no de haber encontrado un tesoro enterrado en el patio de mi casa…

La gente ve mi tranquilidad y asume (erróneamente) que tengo mucho dinero a la mano. No entiendo por qué, si no me la paso pregonando que tengo riquezas ni derrochando en cosas lujosas como aparatos electrónicos caros o carros de lujo. Si supieran que mi televisión es más vieja que la fregada (y la fregada está bien vieja), podrían ver la realidad de la situación.

Cada peso que gasto, cada peso que tengo es porque me los he ganado. No son resultados de las hadas del dinero. Sí, definitivamente el dinero no trae la felicidad, pero como se presenta la desesperación cuando uno no tiene ni un cinco a la mano. Me ha tocado vivir de todo tipo de situaciones, desde tener un poco guardado hasta andar buscando un pesito en la ropa guardada con tal de acompletar para una lata de atún. He llorado de desesperación cuando me he visto arrinconado por no tener nada a la mano gracias a esos trabajos que pagan una miseria y dicen que es lo que la ley exige (¡qué chiste!). Es más que obvio que los que deciden lo que uno debe ganar como mínimo no ganan el mínimo. Con sus sueldos gigantescos deciden lo que el resto del pueblo debe ganar para poder “sobrevivir”. Creo que esa es la más cruel de las bromas.

Y claro, las empresas felices de cumplir con la ley. Siempre y cuando sea para joder al asalariado, se ajustan a lo que es “justo”. Incluso no puedo evitar reírme cuando veo esos anuncios que dicen que tienen prestaciones superiores a las de la ley, o sea, ganas cinco pesos más que el mínimo. Incluso hay lugares que anuncian el seguro y el aguinaldo como si fueran un favor que te da la misma cuando son prestaciones obligatorias que debe dar la empresa. El cinismo con el que se anuncian me perturba. Sobre todo cuando la gente no conoce sus derechos y la hacen creer que la empresa es muy benevolente por darles esas cosas. Al rato van a anunciar que en tal o cual empresa pagan un sueldo para trabajar, ¡habrase visto semejante descaro!

No he visto estas cosas de lejos, las he vivido en carne propia, he trabajado en lugares que no te dan seguro, uno incluso me dijo en la entrevista que quizá a los seis meses de trabajar con ellos me considerarían para ofrecerme el IMSS. En otra ocasión trabajé en un colegio privado donde me negaron el seguro. Me dijeron que se iban a encargar de mi si algo me pasaba, creo que se molestaron cuando les dije que si algo me pasa lo más posible era que me quitaran el uniforme de la escuela y me aventaran a la calle.

Lo más curioso de todo es cómo funcionan las nóminas de las empresas. Cuando faltas, automáticamente te descuentan en el próximo pago, sin falta. Pero cuando algo les sale mal a tu favor, la respuesta es “en las siguientes semanas te lo depositamos”. Mientras, uno se queda comiendo aire, porque como a ellos sí les pagan a tiempo, pues qué importa un mero empleado, ¿no? Lo mismo pasa en los bancos. Cuando les debes algo, no dudan en dejarte sin dinero por cobrarte, pero cuando te sacan el dinero de tu cuenta por un “error” del banco, te dicen que hasta 45 días hábiles para regresarte el dinero. También cuando hay un error de nómina a tu favor, te lo descuentan en tu siguiente pago. Al parecer, es más trabajo tramitar los cargos correctos de un lado que de otro, porque cuando se trata de pagarte algo, no hay prisa alguna, ¿coincidencia? No lo creo. Creo honestamente que, como mucha gente no se queja o simplemente se rinde por todas las vueltas que tienen que dar para obtener lo que es suyo, mejor desisten, por lo tanto, los que te robaron salen ganando. Lo siento por el que me descuente cinco pesos, porque yo soy tan persistente que me regresan mi dinero porque me lo regresan. Me escuchan la boca hasta que me canso y luego, si me ignoran, vuelvo con más fuerza hasta que se me entrega lo justo. Oye, cada peso que tengo me lo tengo que ganar y no es justo que me descuenten nada extra por un errorcito humano. Si cometen un error, corríjanlo, no esperen a que lo deje en paz porque eso nunca pasará.

Todos hacemos la lucha por sobrevivir. Resulta que los que más tienen son los que deciden lo que debemos tener los que nos matamos por ganarnos la vida. Por la supervivencia misma, porque con un sueldo de mil setecientos pesos antes de impuestos no alcanza ni para pagar la renta de un departamento. Es una burla, una bofetada de cinismo que tengamos qué decidir entre comer y tener dónde dormir. Ahora resulta que si no trabajan los dos en una pareja, no se puede hacer nada, ¿y qué pasa con los solteros? Al parecer no gran cosa.

Y sí, viene el clásico sermón de que si estudias, te abres más puertas. Estoy de acuerdo, pero no siempre tenemos esa oportunidad. Y aún así, mucha gente con títulos batalla para encontrar un trabajo que le pague lo justo. Porque trabajos en mi ciudad abundan. Trabajos que paguen lo que vales, son extremadamente escasos. Y no es una queja, es una realidad. Yo con título y cédula he trabajado hasta en call centers para pagar mi casa. He sido afortunado porque trabajo no me ha faltado, pero eso es porque estoy dispuesto a trabajar en cualquier cosa con tal de sobrevivir. Ya si tengo que vender burritos, los venderé.

Nada se regala en esta vida. Hay que trabajar duro para tener lo que uno quiere. Y siempre hay que amar lo que se tiene porque a veces uno queda corto o tarda más para realizar sus sueños, pero hay qué seguir adelante y seguir soñando, al cabo que si uno los cumple, simplemente se consigue otros nuevos, otras metas para apuntar y cumplir en el futuro. Como dicen los budistas: los caminos son para viajar, no para los destinos.

No dejemos que los obstáculos interrumpan nuestros sueños. Estos son inmortales y nos dan muchas razones para seguir luchando cada día.

Y ustedes hermanos, hermanas, ¿qué sueñan y qué opinan? Compartan… si se atreven…

Saludos afectuosos.

Mostro.

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