Cuando lo que das no es suficiente.

claricelecter@hotmail.com

#MostroVacci

Al parecer los trabajos y las parejas tienen mucho en común. Siempre quieren que des tu mejor esfuerzo, que inviertas todo tu tiempo y energía en ellos y ni siquiera se pueden molestar en darte lo que mereces por los sacrificios que haces. Al parecer no tienen llene. Y para cerrar, terminan yéndose con la primera persona que se les atraviesa ya sea porque es más joven y tiene más energía, hace las cosas que tú no haces o simplemente acepta lo poco que están dispuestos a ofrecer por sus servicios, ¿coincidencia?

Definitivamente cada uno de nosotros tiene una idea muy específica de lo que debe dar para poder ser merecedor de ser valioso. Algunas personas sienten que lo deben dar todo para poder ser vistas, mientras que otros solamente parecen querer dar lo más mínimo posible. No sé cómo se deciden esos factores en particular, puede que sea lo que les enseñaron o las ideas que cada uno va adoptando con el paso el tiempo, pero definitivamente son decisiones muy personales que terminan afectando de manera directa lo que damos y recibimos en la vida.

Lo que me parece cómico es cómo hay gente tan perdida en su propio mundo que no parece tener la capacidad de considerar a la otra persona aunque su vida dependiera de ello. Como que tomaron un curso de egocentrismo que les ayudaba a sentirse lo más importante. A esas criaturas no les interesa la posibilidad, el tiempo, los sentimientos ni la economía de esos con quienes se relacionan, porque es bastante obvio que lo que único que importa es lo que ellos piensan, sienten y necesitan. Todo lo demás es meramente incidental y por lo tanto, irrelevante.

Digo, tampoco estoy diciendo que vayamos por la vida preguntándole a la gente qué es lo que necesita sin pensar en nosotros mismos, pero una cosas es amarte y cuidarte y la otra es pisotear a los demás siempre y cuando obtengas lo que quieres sin importar el costo. No se trata de ser un mártir de corazón sangrante, sino de actuar como un ser humano. Todos tenemos necesidades, pero no siempre las nuestras son el centro del universo. Es como la gente que solo escucha lo que dicen y lo demás es como estática, está presente, pero es solo música de fondo.

Como esas parejas que se la pasan exigiéndole cosas al otro. Que les compren cosas caras, que los lleven a comer, que falten al trabajo para pasar tiempo con ellos, que pasan mucho tiempo en el trabajo, que no tienen suficiente dinero y un sinfín de etcéteras que hacen que uno quiera salir corriendo a esconderse. Recuerdo que con mi ex hubo ocasiones que yo no traía ni el espíritu de un billete en mi cartera, pero a fuerzas quería ir a la comida china, y me hacía sentir mal porque no podía llevarlo. Incluso hubo una ocasión en que me reclamó que fui al velorio de un amigo porque no podía pasar ese tiempo con él.

Igual, cuando era soltero, me tocó ver muchas veces que me rechazaban por no tener carro o no tener dinero para ir a comer a un lugar caro. Al parecer ser buena persona no es suficiente cuando eres un interesado. Y ni siquiera eran gente visualmente atractiva como para que se anduvieran dando su paquete. No. Eran equis, y tomando en cuenta lo podridas que estaban de la mente y el alma, más feas eran aún. Afortunadamente nunca me hicieron caso, por eso terminé con alguien que vale la pena.

Lo que yo me pregunto cuando veo ejemplares así es qué es lo que traen a la mesa, ¿Qué tienen ellos que es tan extraordinario que hacen que uno quiera estar con ellos? ¿Qué los hace tan especiales? Siendo honestos, la mayoría de las veces lo único maravilloso que tienen es su autoimagen, porque a veces ni siquiera su autoestima está sana. Ese tipo de gente generalmente siente la necesidad abrumante de hacer menos al resto del mundo para poder sentirse mejor. Eso es algo muy triste, porque dedicar tu vida a hacerte más mientras intentas destruir a los demás habla muy mal de lo que eres y lo que representas. Y eso es algo que es mejor evitar a toda costa y sin embargo, ese tipo de personas siempre tiene alguien con ellos, hasta parece que tuvieran algo magnífico qué ofrecer. Pero como dicen: siempre hay un roto para un descosido.

Como el tipo con el que salí que me prometió empalagarme con tanto amor y resultó ser un patán. Cuando le pregunté qué había pasado, me dijo que quería probar qué tanto le aguantaba. Resulta que no fue mucho, dos semanas y a la basura. Al parecer yo no estaba dispuesto a ser tratado como un chicle pegado al zapato, y lo peor fue que tiempo después me buscó para reanudar algo. No gracias. Basura que echo al bote ya no la vuelvo a sacar. Por más que haya dudado de mi valor en algún momento de mi vida, hay que tenerse aunque sea el más mínimo de respeto. Y resulta que no le llegué al nivel. Y pensar que de esos sobran.

He visto miles de veces a la chica haciendo un berrinche con su novio en la calle, gritándole frente a todos para que vean lo poderosa que es. También me ha tocado ser testigo de cachetadas, manotazos y el clásico “no me importa, no me voy a callar” digno de una buena novela y eso para ellos es parte de lo que es una buena relación. Como lo he dicho, cada quién tiene sus propias ideas de lo que es bueno. Personalmente, si mi chico me hace un escándalo así, yo en ese momento me declaro soltero y lo dejo ahí ardiendo solo. No es que lo que la gente piense me tenga preocupado, sino que mi yo interno no está dispuesto a dejarse humillar con tal de decir que tengo novio. Mejor solo que mal acompañado.

Porque seguirles el juego con tal de no tener problemas o no incomodarlos es faltarse al respeto a uno mismo. No se trata de gritar más fuerte, sino de dejar un mensaje claro de que no permitiremos que nos menosprecien con tal de sentirse superiores. Para mí, mi pareja debe complementarme, no aplastarme.

Ya tengo suficiente con mis demonios personales como para andar cargando con los ajenos. Ya hay muchos que están dispuestos a hacerlo, yo no.

Y ustedes hermanos, hermanas, ¿qué tanto aguantan en una relación? Compartan… si se atreven…

Saludos afectuosos.

Mostro.

Deja una respuesta