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Ayer estaba con mi pareja en busca del mandado de la semana. Muy hogareña la cosa. Le digo a mi chico de broma que nos vemos bien doñas en el mercado juntos. La verdad es que es algo que me gusta mucho, el compartir tiempo con él mientras buscamos lo que necesitamos. Es algo que siempre he querido hacer con alguien especial y me considero afortunado de poder compartirlo en el presente con alguien especial. Lo que detesto con toda mi alma es el protocolo que hay qué seguir para poder entrar a cualquier lugar, pero bueno, mientras sea por la salud y seguridad de uno, lo hacemos y ya.
Estando parado en una tienda, esperando a que mi chico pagara no pude evitar notar unas cosas que me hicieron recordad varias situaciones pasadas que encendieron mis engranes, cosa que puede ser algo muy bueno o que resulta en un artículo al respecto. Ya se imaginarán cuál es el caso, jejeje.
Resulta que la tienda estaba hecha un asco. ¡UN ASCO! Toda desordenada. OK, comprendo que los clientes hacemos un desastre y que muchas veces dejamos todo desordenado, pero lamentablemente eso es parte de tener una tienda, sobre todo una grande donde miles de personas pasan, ya que siempre va a haber gente desconsiderada que deja los artículos por todos lados sin consideración alguna sobre lo que están haciendo ni el trabajo adicional que están causando. Pero el hecho de que la tienda solo tenga unos cuantos empleados y esperen que ellos manejen todo al mismo tiempo es una ideología estratosféricamente loca. Incluso en una tienda de Carrousel tenían a un solo empleado en toda la sucursal cobrando y atendiendo a los clientes, ¡en época navideña en medio de una pandemia!… ¿¿¿en serio???
¿Qué es lo que esperan estas tiendas? Al parecer es obtener todas las ganancias posibles sin gastar ni siquiera lo más básico en empleados para mantener la clientela fluyendo y gastando más. Prefieren dejar a los clientes molestos, la tienda con los pies para arriba y los pobres empleados (que ganan una miseria de por sí), trabajados hasta los huesos mientras aguantan a clientes impacientes, molestos y muchas veces groseros y demandantes, porque aparte de todo, muchos creemos que somos el centro del universo y que deben dejar todo de lado para atendernos ya. Y lo mejor de todo es que la gente “importante” generalmente anda de vacaciones porque las fechas lo demandan. Es el colmo del cinismo de éstas empresas que traten a los clientes como ganado y que esperen que sus empleados estén agradecidos de tener el privilegio de servirles sin quejarse.
Y para acabarla de fregar, les dan una miseria de aguinaldos y a la hora de las utilidades, resulta que van a ver si hay porque estuvieron las ventas muy bajas el año fiscal, ¿y los millones que vendieron dónde están, acaso desaparecieron? ¿Se los robaron los duendes de los billetes?
Y es en todos los negocios de este tipo. En los mercados de autoservicio a veces ni se preocupan por tener limpio. He estado en ciertos supermercados donde la tierra abunda en los pasillos, que a veces son tan pequeños en su intento de reducir los espacios para meter más mercancía que ni siquiera caben dos carritos. A veces me da la impresión que solo lanzan las cosas al piso y que esperan que los rebaños las compren solo porque están ahí. Cero calidad, cero interés, solo compren. Es la imagen que me llega a la cabeza cuando voy de compras: cuando lanzas alpiste al suelo y llegan las palomas a comer si quejarse. Me da la impresión de que solo abren los mercados sabiendo que mientras pongan algo en pasillos, la gente lo va a comprar y eso es lo importante. Comprendo que el dinero es su motivados, pero, ¿no es una buna forma de jalar más gente el tener una buena presentación y calidad? ¿O es simplemente mi delirio personal?
No creo que les importe. Esa cultura mexicana de “pues es lo que hay” de la Ley de Herodes la verdad me tiene hasta el tope. Me molesta ver que nos vean como las vacas que se comen lo que hay. Claro, uno contribuye a esa ideología comprando en los mercados sucios, desordenados y caros, pero también hay qué ver las opciones que se nos presentan. La otra es comprar a los abarroteros locales, pero en muchas ocasiones ellos quieren cobrar por una lata de atún lo que no ganaron en toda la semana. Considerando que la mayoría de la gente no gana los millones de pesos a la semana, es difícil a veces llenar la canasta básica con lo que te queda de sueldo ya que te dieron baje con el treinta porciento que es para el gobierno (que aparte tenemos qué pagar extra cuando compramos algo).
Y el mayor problema es que si vamos a la competencia es lo mismo. Precios caros, tiendas sin empleados, pasillos desordenados, filas interminables en las cajas (porque abren dos cajas en domingo para cobrar a cientos de personas), es claro que el ahorro de las tiendas es lo más importante. Lo más chistoso es que luego se presentan en los comerciales como lugares socialmente responsables que crean empleos dignos. No es digno ganar lo mínimo que no te deja vivir tranquilo, no es digno tener que aguantar vejaciones de los gerentes y de los clientes bajo la constante amenaza del despido si llegas a defenderte. NO es digno que como alguien que paga por estar ahí tenga que hacer una hora de fila para pagar cuando hay doce cajas en la tienda y solo dos abiertas. No es digno que te vendan la carne pasada y lavada para que te intoxiques en tu casa con tal de no tirarla cuando se empieza a podrir. No es digno que abran otras tiendas mientras las que tienen se estén cayendo a pedazos porque no quieren reparar una pared.
Y como colmo, tenemos la opción de pagar quinientos pesos para ir a Costco o Sam’s Club, o sea, pagar para entrar y pagar para salir. Es una opción, claro, pero no es viable para el simple mortal. Ayer preguntamos sobre la membresía y salimos corriendo cuando aparte de que eso costaba la membresía básica, ni siquiera tenían esas, que solo quedaba la más cara hasta comienzos de Enero. Que mientras podíamos usar un pase temporal. Son buenas opciones, pero quinientos pesos es mucho más de lo que la mayoría de las personas pueden pagar. Más triste.
Pero bueno, sé que mostrarles a estas tiendas de autoservicio lo importante que somos los clientes es imposible porque parte de nuestra ideología es que si no me afecta directamente, no me interesa. Pero sí me afecta. Me afecta en mi dinero, me afecta en mi dignidad y me afecta en mi salud mental. Me molesta ser una vaca más en el rebaño y me enfurece que me consideren un insecto con billetes que en realidad les pertenecen a ellos. Soy un ser humano y hoy hago sonar mi voz en protesta de cómo nos tratan tanto a los clientes como a los empleados.
Dejo mi opinión en el universo, ya si otros la comparten y se me unen, bien. Si no, al menos tomé la oportunidad de expresar lo que siento.
Y ustedes hermanos, hermanas, ¿qué experiencias tienen con esto? Compartan… si se atreven…
Saludos afectuosos.
Mostro.