Bitch, bye!

claricelecter@hotmail.com

#MostroVacci

A veces nos aferramos a las personas. La terquedad de nuestro corazón en ocasiones nos orilla a entrar en situaciones complicadas y frecuentemente estúpidas. Si alguien muestra ganas de irse, nos arrastramos por el suelo rogando que se queden, dejando atrás nuestra dignidad, pero terminamos felices de que esa persona se digne a darnos un poco más de tiempo, aunque es bastante obvio que se quiere retirar.

Recuerdo esos tiempos donde yo me arrastraba por la gente, rogaba atención y amor por las personas como un perrito abandonado. Patético, lo sé. Lo sabía entonces, sólo que me hacía tonto y me decía que tenía que aguantar muchas cosas para que la gente me quisiera. Incluso ahora siento los vestigios de esa persona necesitada dentro de mí, sobre todo cuando me busca gente que ya saqué de mi vida. Sobre todo esas personas que me hacen preguntarme qué demonios estaba pensando cuando buscaba su aprobación y cariño.

Y no es necesariamente porque las personas me utilizaban (aunque la gente lo hace cuando se los permito), en esos casos decido tomar la responsabilidad de dejarme usar porque en su momento era lo que creía que merecía, pensaba que si aguantaba lo que fuera, me iban a querer. Que tener amigos significaba tolerar todas las cosas, tanto las buenas como las malas. Afortunadamente mis amigos actuales me han enseñado que el concepto que tenía estaba mal orientado. Ellos me han enseñado que los momentos malos son cuando uno no está bien y el otro está apoyando o cuando uno necesita que le digan las cosas como son, se las dice sin pensarlo. Un amigo tiene el valor de lastimarte con la verdad con tal de ayudarte a mejorar. Un amigo es leal en todo momento. Eso y mucho más me ha enseñado la poca gente que tengo en mi vida. Por eso los amo tan intensamente, porque puedo confiar en ellos y en su honestidad, aunque no siempre me guste lo que me digan, sé que lo hacen por ayudarme a mejorar.

Yo soy sociable, pero no confiado. No cualquier persona me llama la atención como para compartir mi vida. Me conoce mucha gente como alguien bromista, alegre y animado. Los que me conocen realmente saben exactamente cómo soy. Tiendo a ser más serio, más tímido y un poco más oscuro de lo que parezco ser. Mi yo interno no lo comparto con cualquiera en el mundo real, es más, ustedes que me leen me conocen mejor que la mayoría de los que me tratan en persona. Tiendo a ser enigmático porque casi nunca hablo de mí, al menos que sea absolutamente necesario (y nunca lo es). Soy quien soy y cada quien ve lo que quiere ver de mí, o lo que su mente tiene capacidad de ver, sé que suena como Pennywise, el payaso de IT, pero es una verdad inescapable: cada quien tiene lo que merece de mí.

Entonces, por eso muchos me tachan de indiferente. Cuando es momento de soltar a una persona, soy un ser frío y calculador. Una vez que me pierdes, me pierdes, sobre todo si un día tuviste mi confianza. Es más fácil decirle adiós a alguien que hundirme en la tristeza de nuevo, porque volverme a encontrar va a ser una odisea, y no vale la pena perderse por nadie.

Hace poco descubrí que un “amigo” está hablando pestes de mí, hasta dice que me la paso molestándolo, que no dejo de acosarlo ni de mandarle mensajes. Lo chistoso, que él no sabe es que tengo mucho tiempo que borré su número. No lo tengo en el Facebook y ni siquiera pienso en él. Cuando él me demostró que no le interesaba mi amistad, lo corté de mi vida, pero cuando supe que estaba hablando mal de mí y contando lo que yo compartí con él, lo enterré como a cualquier persona que ha muerto. Honestamente no sé si le molesta más que no me preocupa que hable mal de mí o el hecho de que no estoy hablando mal de él y contando sus secretos. Porque tengo sus secretos, pero como me los contó cuando éramos amigos, me los llevaré conmigo a la tumba. A diferencia de él, yo sí valoro la amistad que en mi mente tuvimos. Al final de cuentas, eso habla más de él que de mí. Lo que él piense de mí no es asunto mío, como dice Rupaul. Al final de cuentas, mis secretos son un libro abierto, ya que la mayoría los publico aquí con ustedes y los comparto con el mundo, además que no tengo nada en mi vida que me haya dado vergüenza haber hecho. Soy humano y cometo errores, ¡gran sorpresa!

Aparte que no hay nada que pueda contar que yo ya no sepa. Estuve ahí. Al contrario, al esparcir el veneno, la gente se da cuenta del odio que hay en su corazón, y lo peor de todo es que lo hace con gente que me conoce y sabe que mucho de lo que dice es una mentira. La verdad, yo prefiero que me tachen de desgraciado que de mentiroso.

Entonces, desde hace tiempo, me alejo de las personas que me lastiman, de aquéllos que me hacen menos, de esos que se acercan a mí para sacarme la sopa para echarme en cara lo que un día les conté, a esas personas que me menosprecian o que me usan para sentirse mejor. Cualquier ser humano que trae negatividad a mi vida es descartado casi inmediatamente, no por miedo, simplemente no tengo espacio para eso. Ya tuve suficiente gente mala en mi vida, ahora me rodeo de personas que valen la pena.

Entonces, ahora les aplico el Bitch, bye! a todas esas almas que vienen a complicar mi vida. No tengo tiempo de odiar a los que me odia, mejor me dedico a amar a los que me aman. Si tienes malas intenciones, quizá penetres mis defensas y encuentres mi lado vulnerable, pero tarde o temprano me daré cuenta de lo que buscas en verdad y saldrás expulsado. Es mejor llorarte un momento que una vida completa por sentirme estúpido.

Por eso mismo, si me pude despedir de mi amigo de 25 años, mi pareja y miembros de mi familia, que en su momento fueron lo más importante para mí, ¿que te hace creer que no me puedo deshacer de ti, si acabas de llegar a mi vida? Bitch, Bye!

Y ustedes, hermanos, hermanas, ¿qué hacen en esos casos? Compartan… si se atreven…

Saludos afectuosos.

Mostro.

Deja una respuesta