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Ayer me dijeron podrido. Qué forma tan precisa de decirme que soy mala persona. Es una palabra muy sencilla que envuelve todos los adjetivos calificativos negativos que he escuchado a lo largo de toda mi vida para describirme. Y lo más curioso es que esa palabra siempre ha venido de los labios de personas que amo o que en su momento he respetado. Hmmm.
Curiosamente me lo dijo el único hombre que he amado. Obviamente lo hizo en un momento de ardida rabia. Tiende a hacer eso seguido: decir cosas que sabe que van a causar un gran dolor cuando está enojado para luego arrepentirse y pedir disculpas ya que se desata el invierno nuclear o que se le pasa el coraje. En ese sentido es muy inconsciente.
De hecho, creo que en realidad no sabe medir el impacto de sus palabras, lo único que le interesa en ese momento es crear una reacción para ver si gana la discusión. Jajaja. Se le olvida que está peleando con la persona más mula del universo. Pero en fin. No se trata de hacerlo quedar mal ni quejarme de lo que me dijo, al final de cuentas lo hecho, hecho está.
Lo que me hace escribir éstas líneas es el hecho de que durante mi corta existencia, he escuchado muchas variaciones de esa palabra cuando se trata de describirme. Incluso hace unos días un alumno me dijo que pensó en mí porque le hablaron de un profesor que era bien sangrón y estricto. Definitivamente no lo más halagador que automáticamente haya pensado en mí. Debo mencionar que éste chico me odia porque es medio flojo y le molesta que me la pase insistiendo que debe trabajar en mi clase. Pero eso no cambia el hecho de que en muchas ocasiones, cuando escuchan cosas negativas las asocian de manera automática a mí, ¿acaso no habrá otros profesores exigentes en el mundo?
Comprendo que tengo muchos defectos. Estoy lejos de ser la persona ideal, pero en realidad no me considero tan horriblemente repugnante. A como me describen en realidad debería estar muerto. No es exageración, en verdad si yo conociera a la persona que describen cuando hablan de mí lo odiara a muerte.
Como una señora que conocía en mi infancia, me la topé cuando fui a un viaje a la ciudad de México. Me recibió con mil abrazos y besos y luego me dijo que siempre he sido una persona ácida y castrante. Wow. Es lo más impactante que puedes escuchar de una persona que se supone que te aprecia. Que te describan como algo corrosivo no es bonito. En fin. Yo sé que soy una persona muy fuera de lo convencional, pero nunca consideré que la gente me comparara con el ácido, ¿acaso se les derrite la piel al contacto conmigo?
Otros me han dicho que cuando oyen algún comentario sarcástico en alguna película o serie que les brinco a la mente. Otro. No me pueden asociar con algo más positivo. No. Tiene que ser el tipo odioso de la cinta. Al parecer voy por las calles diciéndole cosas odiosas a la gente, es mi mayor placer en la vida. Es impresionante la imagen que tienen de mí a veces.
Ni se diga de lo físico. Cada vez que ven a una persona gorda, pelona, bizca o fea, ¡Pum! Entro a su mente. Por lo que veo no tengo una pizca de humanidad o una característica agradable que pueda ser asociada conmigo. Ni modo. Así es esto. Si un día ocupan un Cuasimodo o una Hermelinda Linda voy a ir al casting.
Y lo peor de todo es que más allá de lo físico, también asocian un carácter horrendo conmigo. No hay forma de ganar, definitivamente. Claro, mucha gente no sabe lo que hago para la humanidad ni el apoyo que brindo a mis hermanos. Ni el trabajo social que hago en la comunidad. En verdad no es algo que publico por el simple hecho de que me da felicidad y no necesito presumirle a nadie. Pero pues tampoco que me asocien tan ceca de Lucifer.
Hay ocasiones, cuando la noche llega y la soledad se pone a platicar conmigo que en realidad me siento como me describen: Podrido, feo, desagradable e indeseable. Creo que todos tenemos esos momentos alguna vez en la vida. No quiere decir que sea verdad, simplemente que nuestras defensas bajan y que es cuando las ideas negativas atacan. Al final de cuentas he trabajado muy duro para tener mi autoestima sana y afortunadamente lo he logrado. Soy humano y flaqueo, pero no me rindo.
Al final de cuentas, las personas que me quieran lastimar lo van a intentar. Lamentablemente si tuviste un valor en mi vida, sabrás cómo hacerlo, pero eso hablará de tu valor como ser humano. Te muestra como un ser patético e inseguro que necesita causar daño para sentirse importante. Por esa simple razón, no mereces ser parte de mi mundo.
Ya cerrando el círculo con sus últimas palabras, serán esas las que llegan a mi mente cuando lo empiezo a extrañar: eres una decepción :'(
Y ustedes, hermanos, hermanas, ¿qué opinan? Compartan… si se atreven.
Saludos afectuosos.
Mostro.