
claricelecter@hotmail.com
Me encanta la respuesta de las personas cuando presentas un dato. Cualquiera que sea, tienden a cuestionarte al respecto. Tienen que asegurarse de que la información que estás presentando es real y fidedigna. No importa si saben algo al respecto o no, definitivamente tienen que asegurarse de que lo que dices es parte de una realidad y que no estas inventando cosas solo para verte más interesante…
Como cuando le dicen a la gente que es de cierta cuidad, les hacen la inevitable pregunta de la colonia donde vivieron para ver si es cierto que conocen la cuidad como si al descubrirlos en una mentira van a poder prevenir que sean parte de un club exclusivo y altamente venerado. En serio, ¿qué van a hacer si descubren que no viven en el puerto de Veracruz o la Coloso en Acapulco, fusilarlos? He visto innumerables ejemplos de esa actitud, y no solamente con el fin de conectarse en una nostalgia con otra persona, sino con la intención de ver si en realidad son de ahí. Conozco a alguien que dice que si no son del puerto que en realidad no son de Veracruz, aunque tengo entendido que es todo un estado, pero bueno, quizá los mapas me mienten.
En mi caso, me toca ver muy frecuentemente que la gente siente la necesidad de cuestionar mis conocimientos una vez que se enteran que soy psicólogo. Dicen: “A ver, ¿qué es tan o cual trastorno?” Y si tengo suerte y le atino, me dicen “muy bien” y me preguntan una y otra cosa hasta que encuentran algo que no sé y me recomiendan que me ponga a estudiar. Triunfaron en descubrir que soy un fraude, hasta raro se me hace que no me quiten el título y lo pongan en alto como los cintos de los luchadores.
Lo cierto es que no todos los temas son mi fuerte, todos tenemos áreas de oportunidad y cosas qué pulir, qué más quisiera que el conocimiento del mundo entero residiera entre mis orejas, pero no es posible. Siempre necesita uno estar aprendiendo cosas nuevas y actualizando el conocimiento. No es posible ser una enciclopedia completa.
Lo chistoso es que al parecer mis catorce años de experiencia con pacientes no me han servido de nada, según los que me cuestionan mis capacidades. Mis años de estudio, esfuerzo y dedicación a mi carrera no son factores a considerarse porque no pasé una prueba designada por alguien que no tiene ni la más mínima idea de lo que hago. Generalmente lo que conocen es por las novelas y películas que ven, lo cual muchas veces no tiene nada qué ver con el mundo real.
¿Ahora resulta que tengo que hacer exámenes para ver si soy competente? Tengo que demostrar ante el mundo que soy capaz de trabajar en mi área solo porque alguien decide que así debe ser. No. Lo siento. No tengo la necesidad de comprobarle nada a nadie. Lo único que importa es tener los conocimientos y las habilidades cuando estoy con pacientes o cuando la situación lo requiere. Eso de estar impresionando tarados con mi conocimiento para recibir su aprobación pasajera en realidad no es lo mío. Y luego resulta que cuando los cuestionas de la misma manera se hacen los ofendidos. Es como esa gente que te pide dinero prestado y luego se ofende cuando se los cobras.
Lo mismo me pasaba cuando era profesor. Me decían que les explicara algo con detalle. O cuando no me daba a entender venía indudablemente el clásico “y eso que eres maestro”, como si el estar frente a grupo significara automáticamente que no puedo cometer errores. O mejor aún, me decían que por mi manera de actuar fuera de la escuela no era posible que fuera un buen educador mientras volteaban sus ojos. Interesante.
No entiendo qué nivel de perfección viene con un trabajo. Definitivamente uno hace lo mejor que puede, pero definitivamente ser psicólogo no hace que no me enoje cuando algo que moleste o ser profesor no me exenta de no saber absolutamente todo. Definitivamente esa cultura de siempre hacer menos a otros es algo muy dañino para la sociedad en general. Y lo peor de todo es que entre los mismos colegas nos cuestionamos para ver si el otro la hace. Y no me refiero a una consulta como cuando estás atorado y quieres otro punto de vista y pides ayuda, sino que se esfuerzan en comprobar que el otro no está a su altura. Triste, muy triste…
Lo gracioso es que yo hace mucho tiempo que perdí el interés de impresionar a la gente y siempre les doy la misma respuesta: no sé. Creo que se sorprenden al ver que no me interesa realmente lo que piensen de mí porque están acostumbrados a ver que los otros titubean y se esfuerzan en dar una respuesta inteligente y aceptable ante ser cuestionados. En mi caso, solo reciben im encogimiento de hombros. Es lo más respetuoso que puedo ser cuando mi capacidad entra en cuestión. Y lo peor de todo, cuando sus acusaciones de ser un mediocre llegan, su frustración sale a relucir cuando ven que tampoco me interesa lo que piensen.
Y sé mi valor como ser humano, sé mi valor como profesionista y nadie me lo puede decir porque he estado aquí todo el tiempo. Si otros no logran apreciar eso o sienten la necesitad de atacarlo o cuestionarlo, ese no es mi problema.
Suficiente trabajo me ha costado aprender a valorarme como para que otro que ni sabe quién soy venga a decirme lo que soy…
Y ustedes hermanos, hermanas, ¿qué opinan? Compartan… si se atreven…
Saludos afectuosos.
Mostro.