Huele a perro…

claricelecter@otmail.com

#MostroVacci

A veces somos tan increíblemente ingenuos que raya en la estupidez. Hacemos comentarios que según nosotros son inocuos y resulta que llegan mucho más profundo de lo que esperábamos. No siempre son malintencionados, pero resulta que podemos herir profundamente a las personas a las que dirigimos nuestras palabras.

Igual depende de la sensibilidad y actitud de las personas, cada quien toma las cosas como le da la gana, definitivamente. El problema se viene dando cuando el comentario se hace con el afán de ofender, claro, hay mucha gente que es tan patética que la única forma que se sienten valiosos es haciendo menos a otras personas, definitivamente un complejo de inferioridad enmascarado.

Como una vez que fue una señora a mi casa, pariente de mi hermana. Entró y dijo “huele a perro”. Estuve tentada a decirle que sí, porque ya había entrado ella, pero afortunadamente mi educación no me lo permitió.  Eso sí, la detesté por el resto de mis días. No sé qué estaba pensando la tipa, pero no entras a la casa de alguien y criticas abiertamente el espacio. Curiosamente, un tiempo después tuve oportunidad de ir a su casa, y sí olía a perro, pero mi mamá me hizo señales de que no comentara nada. Cuando la cuestioné después, diciéndole que se merecía que le hiciera el comentario, me dijo mi madre que no se trata de vengarse, sino de tener mejor educación que ellos, ¡wow! Eso es ser una persona con clase.

Hace unos años también escuché que a una señora le hicieron el comentario de que era medio lenta, estando sentada en la mesa de su propia casa. Luego la idiota que le dijo eso se ofendió porque dice que la señora le hizo una cara no muy agradable. Yo supe del incidente porque mi hermana, la misma que me mandó una carta a mis hijos no nacidos, se quejó frente a mí con varias personas sobre la actitud de la mujer mencionada. Sobra decir que no le gustó a mi hermana cuando le dije que no es algo que debería haber hecho, ¿acaso no puedes guardarte tus comentarios estúpidos y hablar de la gente a sus espaldas como una persona normal? ¿en realidad necesitaba faltarle al respeto, considerando que ésta persona la tenía como invitada en su casa? No cabe duda que el pozo de la estupidez humana no tiene fondo.

Tampoco estoy diciendo que la gente necesita ser falsa, yo soy una persona directa, pero no me gusta estarle faltando al respeto a la gente. Pierden mi respeto y educación cuando me faltan al respeto o se quieren pasar de listos conmigo, pero pues tampoco vas a insultar a una persona bajo la defensa de que eres una persona muy directa, eso es más que cinismo, ¿eso es lo que te hace sentir grande?

Pasa seguido, el otro día fue un amigo a mi casa y se la pasó criticando cada detalle. Considerando que mi vida tiene cierto orden y estructura y su vida es un vil desastre, creo que es la persona menos indicada para dar sugerencias de cómo vivir. Según él se iba a quedar unos días conmigo, pero les juro que al siguiente día ya estaba harto de él. Puedo con muchas cosas, pero que vengas a mi casa pidiendo asilo y pasártela viendo cada detalle y diciendo que eso no le agrada es otra cosa. Ni 24 horas duró antes de que lo corriera.

Conozco a mucha gente que hace eso, lo esconde bajo la máscara de que son críticas constructivas, pero no lo son. La crítica constructiva siempre te da algo positivo a cambio, por eso mismo se llama “constructiva”, cuando eres un patán, sólo haces comentarios que sabes que molestan por el hecho de hacerlos. También se escudan bajo ser personas muy directas, eso no es ser directo, es ser mamón. Esa gente que se jacta de siempre decir lo que piensa parece creer firmemente que todos queremos saber sus opiniones. Yo siempre he dicho que éstas son como las nalgas: todos las tenemos, pero no todos quieren ver las tuyas.

Creo que al final de cuentas, ya hay demasiada negatividad en el mundo como para estarle agregando más con nuestros comentarios venenosos. Considerando que yo tengo mucha facilidad parar hacer ese tipo de comentarios no productivos, es algo que trabajo cada día. Claro que no siempre se trata de reprimirse, sino de preguntarme si en realidad sirve de algo decir lo que pasa por mi mente. Si la respuesta es “no”, entonces mejor me quedo callado. Si no ayudo a mejorar el mundo, de perdida no quiero contribuir a destruirlo.

Y de todas maneras, muchas personas no están preparadas mentalmente para escuchar tus opiniones, incluso cuando te la pide, se ofenden profundamente cuando se las das. De hecho, mi respuesta favorita es “sin comentarios”. Se me hace una manera muy directa de decir que prefiero no abrir la boca. Muchas veces la negatividad que invade mi cerebro busca la salida y cuando otras personas me preguntan que qué pienso de tal cosa, los demonios se esfuerzan por salir de mi boca y causar caos, pero afortunadamente, los contengo y evito la catástrofe.

Y aun así, la gente dice que soy muy malo y cruel. Creo que es porque soy muy expresivo y a pesar de no decir nada, mi cara de perro refleja lo que mi mente quiere decir a pesar de que mis palabras no salen de mi boca. Hablando de “lenguaje no verbal”, ¿no creen?

Así que aquí les va mi conclusión final: si llegas a la casa de alguien como invitado y huele a perro, a perfume de gardenias o a cadáver en descomposición, por favor, evítate la tentación de hacer comentarios, al final de cuentas es la casa de alguien y no tienes derecho a criticarlo, mejor enfócate en que tu casa huela a manzana-canela para que cuando vaya la gente, te critique porque es un olor muy dulce. Cuida tu patio y deja que los otros se encarguen del suyo.

Y ustedes, hermanos, hermanas, ¿qué opinan?

Compartan… si se atreven.

Saludos afectuosos.

Mostro.

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