¿En realidad es necesario que opinen sobre mi vida?

claricelecter@hotmail.com

Cada persona es un mundo, lo sabemos. Lo escuchamos constantemente y es un mantra que muchos se repiten constantemente, aunque se mira a través de sus acciones que no lo creen ya que necesitan ver alrededor y juzgar lo que hacen, piensan, dicen y sueñan aquellos que los rodean. Se me hace bastante obvio que la mayoría no ve el mundo como es, sino como son ellos y eso puede causar muchos problemas porque si nuestra visión es la correcta, todos los demás están mal.

Aparentemente hay una necesidad gigantesca de las personas de mostrarte cómo debes vivir cada instante de tu vida. Si lo callan, es posible que mueran o que exploten y manchen con sus intestinos la alfombra recién instalada y eso sería muy malo. Mejor intervengo en lo que no me incumbe y molesto a otros, sí, esa es la mejor opción.

Toda mi vida me he topado con éste tipo de situaciones. Es evidente que mi vida en los brazos de Lucifer como dice mi hermana necesita ser corregida a toda costa, el problema es que mi vida me agrada así como está, pero como yo estoy cegado, hay que caminar hacia la luz, casarme con una mujer, tener muchos hijos y dejar de ser la vergüenza de mi familia para que puedan presumirme como el macho amante de las mujeres que nací para ser. Un hombre.

Está bien, suena como una meta. En cuanto ser un completo hipócrita y vaya en ese camino que es totalmente contrario a mi naturaleza, orientación y sí, preferencia sexual, resulta que otras personas me van a criticar porque voy en contra de mi orgullo de ser homosexual y me van a salir con que soy un ejemplo a seguir para los jovencitos que están pasando por lo mismo, y al ser una figura pública, necesito sacrificarme para que otros puedan ser felices, ¡Oh pues!

¿No puedo vivir mi propia vida, en serio? ¿Es necesario buscar complacer a esas personas tanto relevantes como irrelevantes al costo de mi propia felicidad? Yo digo que no, pero, ¿qué se yo? Sólo se trata de mi vida y de eso no sé nada.

No hay nada que deteste más que ser cuestionado sobre mis decisiones. Cada vez es más frecuente y se presenta desde lo más grande hasta lo más pequeño. Hoy salí a desayunar birria como todos los domingos, decidí que no quería caldo y la señora que siempre me atiende me exigió saber por qué no quería, se hizo la ofendida cuando le dije que simplemente no quería y cuando otras dos personas hicieron lo mismo de cuestionarme, les dijo en un tono algo sarcástico que no me preguntaran porque ahora no andaba de humor. Al parecer, una negativa se convierte en una controversia industrial que ofende a quien toca. Simplemente no tenía ganas del maldito caldo.

El lugar donde compré mi departamento también tiende a causar controversia. Siempre me preguntan dónde vivo y cuando les digo, me preguntan que por qué escogí un lugar tan alejado, que está bien feo y que matan a gente allá. A veces me dan ganas de responder que lo escogí tan lejos porque me dio la gana, pero uno tiene que ser diplomático, porque por ser psicólogo nada debe molestarme. Luego me reclaman que por qué nadie sabe dónde vivo. Fácil. No quiero que sepan :D, si así son de odiosos sin ver mi pequeña vivienda, imagínate que la conozcan. Me van a asesinar y usar mi cuerpo para un ritual siniestro para los dioses de la vivienda para que les conceda una más grande y barata… y accesible, claro.

La otra es mi orientación sexual. Me dicen constantemente que mientras no hable que paso por heterosexual. Sí, mi voz me hace gay, no es el hecho de que me atraen sexualmente los hombres, eso no tiene nada que ver. O sea que debo ser mudo para poder ser visto con buenos ojos. Me han sugerido que haga mi voz más gruesa para que no me discriminen o que simplemente intente tener sexo con mujeres a ver si me gusta, ¿es en serio? Seguramente me van a quitar lo gay con unos segundos de sexo incómodo. Incluso debería grabarlo como prueba para mostrárselo a la gente que me cuestione, suena divertido.

Ser humano es algo complicado. Hay roles sexuales y expectativas que hay que cumplir para que es mundo no se acabe. El relacionarte con otros seres humanos te trae drama y problemas, así como risas y amor. Todo tiene una polaridad interesante. Sería más pacífica la interacción si aprendemos a respetar nuestras diferencias. Está bien, no soy religioso, pero creo en Dios. Está bien, soy joto, pero no soy violador ni me meto con nadie. Está bien, soy gordo, pero me amo como soy y no critico a la gente por ser flaca. Está bien, no te gusta cómo escribo, yo creo que cantas horrible y sin embargo te dejo cantar a gusto, si no me meto contigo, ¿por qué me molestas? Siempre he dicho que las opiniones son como las nalgas: todos las tenemos pero no siempre quieren ver las tuyas.

Lo que más me preocupa es que yo caiga en éste patrón de juzgar a la gente por mis propias ideas y prejuicios, en verdad trato de dejar que otros vivan su felicidad a su manera y que me dejen en paz. Si no compartes mi felicidad, déjame disfrutarla yo solo y ve al rincón de tu amargura.

Y ustedes, hermanos, hermanas, ¿qué piensan? Compartan… si se atreven.

Saludos afectuosos.

Mostro.

«No me importa si canto desentonado,

me encuentro yo mismo en las melodías,

canto por amor, canto por mí,

lo grito fuerte como un ave liberada»

 

«Bird set free» Sia.

Deja una respuesta