El que nada debe nada teme…

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#MostroVacci

Definitivamente la conciencia es algo muy útil. Por más que uno se quiera hacer tonto, nuestro cuerpo nos grita cuando algo no es correcto. Podemos tener las mejores razones del mundo para justificar nuestras acciones, sin embargo, cuando algo está mal está mal y lo sabemos.

Resulta que a través de los años he tenido la oportunidad de conocer a mucha gente y platicar con ellos y me he topado con los argumentos más interesantes por los que deciden proceder con ciertas conductas. Lo chistoso es que, al parecer, en su mente son completamente lógicos. Siempre hay una razón para lo que están haciendo, por más malo que sea y para quien da la excusa, tiene completo sentido.

Cuando alguien me platica (con mucho orgullo) que metió un reclamo falso a una aseguradora y que le dieron mucho dinero, a pesar de no ser cierto, me han dicho que las compañías de seguros tienen mucho dinero y que ellos le roban a la gente todo el tiempo, por lo tanto, es una forma de justicia que le hayan sacado algo del dinero que han obtenido de otras víctimas. Son como Robin Hood. Le robaron a los ricos y no ayudaron a nadie más que a ellos mismos, Igualitos a Robin.

En un lugar donde trabajé hace muchos años, resulta que muchos se mandaban productos de la empresa. Eran aparatos electrónicos caros, cosa que a mí no me alcanzaba para comprar, es más, hasta la fecha no me alcanza, jajajaja, el caso es que no me llamaba la atención hacerlo. Incluso hubo varias personas que me dijeron tonto porque no lo hice, pero mi conciencia estaba tranquila. Un día, la empresa me regaló una bocina personalizada por mis metas cumplidas y yo podía hablar de ella en mi empresa porque era legal. Todos los demás tenían que susurrar y cuidarse las espaldas de que no los descubrieran mientras yo simplemente era libre. Es más, una vez compré dos manos libres de esos mal obtenidos y aparte de que hasta la fecha me siento mal por ser deshonesto en ese momento, ni siquiera me duraron, los perdí casi inmediatamente, mientras que lo que me he comprado legítimamente o me han regalado me han durado mucho tiempo. Lección aprendida.

He tenido la oportunidad de hacer mucho dinero por medios chuecos, pero la verdad que el dinero no me falta. Soy afortunado porque tengo mis trabajos que me dan todo lo que necesito. No voy a ser millonario de esa forma, pero la manera tranquila en la que duermo con mi conciencia tranquila y mi alma en paz no tiene precio. Vale más que todos los millones que me puedo robar. Además que mis trabajos no le causan daño a nadie, ¡doble bonus!

Pero como dicen: el que nada debe nada teme. Una vez iba caminando hacia la escuela me estaba siguiendo una patrulla y activando la sirena. Cuando el oficial me echó la luz cegadora, me cuestionó el porqué no había volteado. Mi respuesta era sencilla: nunca me imaginé que me estaban hablando a mí. Como yo iba caminando enfocado en mis asuntos sin esconderme de nadie, mi mente nunca asoció una patrulla observándome. El policía se molestó por mi respuesta, pero me tiene sin cuidado, ya que me exigió mi identificación (después de lanzarme unos insultos), le mostré mi credencial de profesor y las listas de mi mochila y hasta subí de categoría de idiota a “maestro”. Hasta de usted me hablaba. Vaya, qué rápido le cambió el tono. El punto es que como no tenía nada que esconder, honestamente no creí que me anduvieran cazando.

Dice la juez Judith Sheindlin que si estás diciendo la verdad, no necesitas tener buena memoria. Estoy de acuerdo con ella. Las cosas son. Si algo no tiene sentido, generalmente es mentira. Recordemos que las cosas siempre tienen dos versiones y generalmente nuestra versión es la que nos favorece. Es muy raro ver que alguien es honesto incluso cuando le afecta esa sinceridad. Hay gente honrada, solo que son especímenes poco comunes.

También cuando me han ofrecido el servicio de cable gratis o que puedo comprar una tarjeta pirata para tener canales sin pagarlos, siempre me he sentido inclinado a rechazarlos. Una porque no me gusta la deshonestidad y la otra porque mamá Vacci se sentiría muy decepcionada conmigo si se entera que ando robando. No es como que si fuera una pieza de pan para alimentar a mis hijos, seamos realistas, y aún así, estoy seguro que se enojaría mucho por el hecho de habérmelo robado. Casi la escucho decirme “¿Y no tienes manos para trabajar o qué?

Por eso mi énfasis en que cuando no tienes nada qué esconder, casi nada te asusta. Cuando te acusan de algo que no es cierto, ni nervioso te pones. A mí hasta coraje que da el atrevimiento de apuntar su dedo huesudo en mi dirección y mi respuesta es la misma: no es cierto. Y no hay forma de cambiar mi respuesta porque es la verdad, y la verdad no cambia. Punto.

Como mi alma sabe lo que es y no lo que aparenta ser, mi respuesta siempre será firme y sin titubeos. Yo sé quien soy y lo que he hecho, por lo tanto, ninguna mentira me hará cuestionar lo que mi corazón grita.

Y ustedes hermanos, hermanas, ¿qué opinan? Compartan… si se atreven…

Saludos afectuosos.

Mostro.

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